En la época Míchel, el Getafe parecía un equipo prácticamente descendido con muchos problemas en todas las fases del juego y un nivel competitivo francamente bajo. No obstante, tras la llegada de Quique Sánchez Flores justo después de aquella derrota en el Villamarín los azulones han mejorado considerablemente.
Asimismo, las incorporaciones invernales han sumado al colectivo y han permitido al técnico tener un mayor número de opciones para cambiar el rumbo de los partidos y para planteamientos iniciales. Comenzó a defender en pocos metros, a trabajar con el bloque muy unido y a hacerse fuerte en las áreas. En parte, gracias a la espectacular temporada de Enes Ünal y al buen hacer de Borja Mayoral junto al turco.
En el partido de ida los sevillanos dominaron con total facilidad, pero se enfrentaba a un rival en un momento terrible y con varias bajas importantes. Ahora debe visitar a un bloque que, pese a haber sumado diez de los últimos treinta puntos posibles, se hace fuerte en casa y no concede un milímetro a sus rivales. Además, de las últimas seis visitas, el conjunto heliopolitano ha conocido la derrota en cinco ocasiones. Un historial preocupante y que refleja las dificultades que presenta el partido de esta noche.