El Real Betis Balompié consiguió sumar su tercera victoria de la temporada en LaLiga Santander en los tres partidos disputados hasta el momento. Algo que no tenía ningún precedente parecido desde 2011, cuando Pepe Mel ponía con un 12/12 a su equipo. Al final, estos tres puntos han servido a los de Manuel Pellegrini para colocarse líderes de Primera División a expensas de los resultados de Real Madrid y Villarreal.
Pero esta victoria ha dejado diferentes elementos clave a analizar que pueden servir para complementar la idea que tenemos del Betis del Ingeniero. Empezando por cómo se repuso a un problema: Arrasate pone un doble lateral en el once titular para parar a Álex Moreno, y le «sale bien». Entre comillas porque el catalán subió dos veces, y en una dio una asistencia en el gol que decidió los tres puntos, pero al final, el objetivo de parar las subidas de Alex, se medio cumplió.
A nivel de ataque, poco hay que mencionar del Betis, más allá de la regularidad de Borja Iglesias y de la continuidad en el buen juego (y también en goles) de Juanmi. El golazo del panda no es más que la confirmación del viejo dicho futbolístico de: «quién perdona, lo acaba pagando», ya que el gol precede de un palo y una parada excelsa de Rui Silva.
El conjunto verdiblanco sufrió por momentos a la espalda de Aitor (que realizó un partido muy completo, todo sea dicho) con las internadas de Juan Cruz, y también a las espaldas de Germán Pezzella y Édgar González, que veían como Aimar Oroz, Moi y Chimy Ávila buscaban constantemente caer a sus espaldas y rematar pases de Rubén Peña.
Pero del partido de ayer hay que destacar sobre todo dos aspectos: el primero, el centro del campo. Guido Rodríguez y William Carvalho forman la pareja perfecta. Equilibrio, calidad, y control. El argentino estuvo en su línea, pero lo del portugués en la noche de ayer, no tiene calificativos. Bueno sí, como diría aquel: «de babero gordo». Tocaba, conducía, rompía líneas a través de pase, ayudaba en salida de balón, rompía líneas en conducción, regateaba, lo intentaba tirando a portería. Un auténtico espectáculo. Se habla mucho de su salida, pero ahora mismo no se entiende un Betis sin William Carvalho.
Pero lo que realmente le dio la victoria al equipo de Pellegrini fue su capacidad para resistir. Resistir con un jugador menos, durante casi 20 minutos, y destacando una figura por encima de todas, y nunca mejor dicho: Édgar González. El central no había tenido un partido perfecto hasta ese momento, pero la realidad es que desde la expulsión de Pezzella se echó el equipo a la espalda, y dijo: «aquí no remata ni Dios». Así fue. 6/6 duelos aéreos, 14 despejes, y 3 puntos para el Betis.
Al final, cambia todo menos el resultado y que Manuel Pellegrini demostró en el día de ayer que el verdadero timón de este barco es él. Mismo once (a pesar de los refuerzos en inscripciones y las peticiones de titularidad para algunos jugadores) y victoria.