El Real Betis suma una nueva victoria en la fase de grupos de la Europa League tras vencer con mucho sufrimiento a un Ludogorest que ofreció muy pocas prestaciones y que solo el bajo ritmo de los verdiblancos le dio vida al equipo búlgaro.
El Betis quiere reservarse. Sabe que tiene muchos y muy importantes partidos en poco tiempo – antes del Mundial de Qatar- y no quiere desfondarse. Eso está bien, pero entraña sus riesgos. Hoy ganó al Ludogorest porque el Ludogorest vino de turismo a Heliópolis. No presionó, no daba más de tres pases seguidos y se ahogaba a la mínima presión del Betis. El Betis no quiso ponerle una marcha alta al partido y lo acabó pagando.
Con el rival metido en su campo, el Betis tocaba a un ritmo muy pausado y previsible. Perfecto para el Ludogorest, que apenas defendía con la mirada a la espera de alguna contra peligrosa. La cual tuvo, pero por suerte fue invalidada por fuera de juego, aunque acabara en saque de puerta. Pero el Betis golpeó primero, aprovechando Luiz Henrique un centro de Miranda al segundo palo donde solo tiene que empujarla. Si hace unos días el brasileño se estrenaba como asistente hoy lo hacía como goleador. Con la ventaja en el marcado el Betis se desató y aumentó un poco el ritmo, eso sí, con alguna llegada con peligro del Ludogorest, obligando a Claudio Bravo a meter la manopla en un par de ocasiones.
Pero Joaquín Sánchez firmaría la obra de arte de la noche, anotando un golazo escandaloso, ajustando un derechazo a la escuadra, imposible para el meta visitante. El Villamarín se cayó literalmente con el gol de la leyenda y el 2-0 antes del descanso parecía suficiente. Error. Justo antes del descanso el Ludogorest encontraría un gol de falta directa. Pese a que Bravo la para, el reloj del colegiado avisó de que la pelota había entrado y el sabor de boca al descanso era agridulce.
Tras la reanudación, guion muy similar. El Betis jugaba con el freno de mano echado y dando mucha vida a un Ludogorest que no cambió su forma de jugar en ningún momento, simplemente esperaba los regalos de un Betis demasiado esmerado en darle oportunidades a su rival. Antes de eso, Canales anotó el tercero de un zurdazo desde fuera del área, con ayuda del portero que está blandito. Ese gol también parecía cerrar el partido, pero de nuevo error, el Ludogorest volvería a encontrar premio en la endeblez defensiva del Betis, con un disparo El desde fuera del área que Claudio Bravo no logra atajar.
El 3-2 con algo menos de quince minutos por delante puso muy nervioso al Villamarín. Y también al equipo. Pese a entrar los Guido, William Carvalho y Rodri, el Betis no supo cómo dormir el partido y cayó en el error de querer buscar el cuarto gol y eso le regaló al Ludogorest llegadas con bastante peligro en un partido roto y abierto. Tanto, que los visitantes tuvieron una ocasión muy clara antes del descuento, pero incomprensiblemente el delantero la mandó fuera con Bravo prácticamente vencido.
El Betis sufrió mucho, en la incomprensible manía de querer jugar al ralentí para no agotarse en semana de tres partidos. Un rendimiento como el de hoy ante rivales más exigentes no acaba en victoria. O sí, porque este Betis de Pellegrini es sinónimo de victorias, juegue bien, mal o regular. En eso lo ha convertido el Ingeniero.