El Real Betis Balompié consiguió una meritoria victoria en Italia tras imponerse por 1-2 a la Roma de José Mourinho. Sin duda, un resultado muy meritorio atendiendo a las dificultades con las lesiones que está teniendo el Betis (Fekir lesionado en el 20′), la carga de partidos, viajes y enfrentamientos complicados.
Además, lo hizo en un partido en el que dominó por completo en la primera mitad en todos los aspectos salvo en el resultado, ya que no consiguió pasar del empate a los 45 minutos. A partir de aquí, en la segunda parte, se vio un Betis mucho menos agresivo, que se concentró en esperar agazapado en su campo, con pequeños destellos e intenciones tanto de presionar como de tener la pelota.
Pero la realidad es que eso es un resumen muy general. El partido planteado por Manuel Pellegrini tuvo muchas connotaciones tácticas que tener en cuenta. La primera, un doble protagonismo del dominio futbolístico de la primera parte compartido por Guido Rodríguez y Sergio Canales.
En el caso del argentino, lo vimos sin necesidad de estar tan activo en labores defensivas, como sí lo estuvo en las ofensivas. Vimos a un Guido que aprovechaba el hueco que dejaban los romanistas en el medio por su voluntad de cubrir a Canales, Luiz Henrique y Willian José, que llamaban la atención. A partir de ahí, recibía entre líneas y con mucha personalidad avanzaba hasta crear peligro desde la frontal. Fue una constante durante todo el primer tiempo.
Por otro lado, Sergio Canales volvió a ser Sergio Canales. Mucho mas liberado con la presencia de Nabil Fekir, acudía constantemente a los apoyos para facilitar lo mejor posible la salida del balón del equipo, que fue muy buena durante todo el encuentro y posibilitó muchas llegadas como las del golazo de Guido. Pero Canales también sufrió ayer. En el período que pasa entre la salida de Fekir y la entrada de Carvalho, sufrió y mucho. Estuvo un poco colapsado y solo en la organización de juego, e incluso terminó jugando en 4-4-2 como compañero de Borja.
Pero como hemos comentado, en la segunda parte el Betis perdió protagonismo, y este era el motivo principal. Además, Guido dio un pasito atrás, y decidió dar una masterclass defensiva. Sí, un partido más. Claudio Bravó salvó la papeleta en varias ocasiones, y supo elegir muy bien en el juego con las piernas.
Vimos a un muy buen Joaquín que se alternaba en la mediapunta con Canales, un Luiz Henrique muy incisivo, ayudando en defensa y eligiendo bien en ataque, y que llegaba a todos los balones. Y precisamente, uno de esos balones fue el que le dio la victoria al Betis.
Un centro maravilloso de Rodri, en el que sólo creyó Luiz Henrique tras un giro maravilloso del de Talayuela, y saltaba, anticipándose de nuevo, en este caso a Spinazzola, y le daba tres puntos a un Betis que se coronaba como conquistador del Coliseo Romano.
Al final, este entrenador ha dotado a este equipo de una cualidad clave: competitividad. Ha convertido el ganar, en el deporte olímpico favorito de esta plantilla.