El Real Betis Balompié no pasó del empate en el Estadio José Zorrilla, en un encuentro en el que en números generales pasaron muy poquitas cosas, pero en el que realmente la victoria podría haber caído para cualquiera de los dos bandos. En el caso del Betis fue Rui Silva, y en el del Valladolid la imprecisión de Canales, los que salvaron a ambos conjuntos.
La primera parte del conjunto verdiblanco fue bastante deficiente, sobre todo a partir de la expulsión de Germán Pezzella en el minuto 35. Vimos a un Betis que le costaba muchísimo trabajo orquestar jugadas, ya no de peligro, sino de posesiones largas en campo rival. Tenía sobre el césped a jugadores como Sergio Canales, William Carvalho y Guido Rodríguez, que también ha mejorado mucho de cara a la salida de balón, el control y el juego asociativo.
En la fase defensiva, al margen del error de Germán Pezzella, el conjunto verdiblanco no estuvo tan mal. Es cierto que se le volvieron a ver las costuras a nivel defensivo en los laterales, donde continuamente se volvían a generar huecos que aprovechaban en 2 contra 1 los jugadores del Valladolid.
Pero por otro lado, los centrales a nivel defensivo estuvieron bastante bien. Sobre todo Édgar tras su entrada en el terreno de juego, muy bien en los duelos aéreos y sobre todo muy firme en salida de balón al corte. Realmente fue un partido demasiado aburrido.
El Betis defendía bien, y las que no las defendía, las paraba Rui Silva que volvió a ser fundamental. A partir de aquí, recuperaba, intentaba salir en transición pero cuando llegaba a una linea defensiva del Valladolid bastante avanzada, se apagaba la luz. Encima, Canales tuvo en sus botas el gol de los tres puntos, y decidió acusar el cansancio de tropecientos minutos seguidos, y chutar a los pies del portero.
Simplemente hay que quedarse con la garra del equipo para defender un punto con uno menos fuera de casa. A este equipo es muy difícil ganarle, aunque sea con 10 jugadores, pero es cierto que tampoco da para ganar. La siguiente parada, la Roma en el Villamarín.