El Real Betis del Ingeniero venció este jueves al Ludogorets por 0-1 y jugará los octavos de final de la Europa League tras certificar la primera plaza del grupo C. Los verdiblancos cuajaron una muy mala primera parte, tal y como indicó el propio Pellegrini, pero tiraron de pegada arriba y acierto en área propia gracias a los sensacionales partidos de Nabil Fekir y Claudio Bravo.
La primera mitad del conjunto verdiblanco fue horripilante. Ofreciendo una versión muy gris, siendo inferior en todos los registros del juego y estando, durante largos momentos, a merced de un vertical y eléctrico Ludogorets, que aprovechaba constantemente los espacios para dañar la espalda de la zaga bética. En especial sufrieron Juan Miranda y Víctor Ruiz, quienes observaban cómo el rival percutía por su costado una vez tras otra. Si el Betis no encajó en los primeros 45 minutos fue gracias a un excelso Bravo, que emergió en situaciones críticas para salvar al equipo, al mal estado del césped y a las imprecisiones constantes de los búlgaros en últimos metros.
Pellegrini se vio obligado a cambiar al descanso, lógicamente, e introdujo a Álex Moreno por Juan Miranda y Nabil Fekir por Paul Akouokou, retrasando así a Sergio Canales junto a Guido Rodríguez. El resultado, en realidad, fue inmediato. El Betis se impuso, controló la posesión y tuvo unos 15 minutos de buen fútbol que le sirvieron para encontrar el gol de Fekir, quien mostró un día más la calidad que atesora pese a su mal estado físico después de la lesión. Luego, los verdiblancos se mostraron sólidos defensivamente, extasiaron la contienda y vieron cómo pasaban los minutos sin ser asediados por un fatigado Ludogorets.
Simplificando -y mucho- el análisis, atrás apareció Bravo y arriba Fekir. 15 minutos de buen fútbol le hicieron falta a un Betis que necesitó de las intervenciones constantes de su portero y de la calidad diferencial del mediapunta galo para conseguir tres puntos que le convierten matemáticamente en primero del grupo C.