Apunte XII: La verja de su jardín

El Reale Arena es un estadio inaugurado en 1993, con unas dimensiones de 105 x 70​​ metros, en el caben cerca de 40.000 espectadores, la Real Sociedad juega como local y Rui Silva decide qué ocurre cuando el conjunto txuri-urdin recibe al Real Betis. Como dijo Thibaut Courtois al término de la gala del Balón de Oro, tras recibir el Trofeo Yashin al mejor portero de 2022 y terminar en séptima posición en la  votación final de dicho galardón, «parece que vale más marcar un gol que pararlo». Sin embargo, el beticismo, en su mayoría, sí sabe apreciar una buena intervención. De esas que ganan puntos, partidos o, incluso, eliminatorias. Porque, en el caso de Rui Silva y el cuadro de las trece barras, el guardameta portugués ha hecho del estadio de los donostiarras su patio privado. El Reale Arena es, para el luso, un lugar en el que exhibirse como si fuera su casa. Desde que llegara a Heliópolis, el futbolista de Águas Santas apenas ha disputado dos encuentros (sobre el terreno de juego) contra el equipo de Imanol Alguacil como visitante, tres contando la visita liguera de los blanquiazules al coliseo verdiblanco durante la campaña pasada. Pero más allá de no haber encajado todavía ningún tanto ante la Real Sociedad como jugador verdiblanco (4-0, 0-4 y 0-2), lo que destaca por encima todo es la capacidad que ha desarrollado Rui Silva para, con sus paradas, decidir los partidos ante los blanquiazules de la misma manera (o más) que lo haría un delantero con sus goles. Al igual que no se entiende el pase a la semifinal de la Copa del Rey 2021/2022 sin la inverosímil intervención de Rui Silva a Alexander Isak, al más puro estilo Iker Casillas, tampoco hubiera sido posible asaltar, otra vez más, el Reale Arena sin la estirada del cancerbero portugués a Aritz Elustondo. Y es que Rui Silva es la verja del jardín txuri-urdin. Justo en el instante en el que el minuto 90 salió reflejado en el marcador de la retransmisión, el ’13’ del Real Betis voló. Una mano que, sumada a otras seis paradas, privó que los locales, por un lado, perforaran la meta bética y permitió que los visitantes, por otro, sumaran su sexta portería a cero del curso liguero en 12 jornadas.