El Real Betis sale derrotado y goleado de un partido de esos en los que no sale nada y donde la torpeza se agarró a un equipo que lo hizo todo bien para remontar el tempranero gol del Celta y todo mal para dejarse una victoria y tres puntos que hubieran sido de oro y que encima se salda con una nueva expulsión.
Un partido que comienza con un gol de tu rival a los seis minutos de partido no puede terminar mal. Y mucho menos para este Betis al que le cuesta mucho más esta temporada marcar goles. El tanto del Celta demasiado pronto sorprendió a propios y ajenos. El juego directo de los de Vigo pilló a la defensa bética, con Miranda arriba, Luiz Felipe lento y Rui Silva sin adivinar a donde iba el remate de Larsen. Se adelantaba el Celta y el Villamarín se quedó frío.
Pero el Betis que tanto echábamos de menos regresó. Se entonó el equipo en torno a un Canales en su sitio, Fekir muy participativo y un equipo que tuvo claro que tenía que ir a marcar y darle prisa y ritmo a su juego desesperante de las últimas jornadas. Con esa idea en mente regresó el Betis de siempre. De un córner llegaría el empate cuando Guardado intenta rematar, rebota en un defensa, el balón se queda muerto en tierra de nadie y aparece el ratón Juanmi para devolver las tablas al marcador. Muchos meses después el beticismo volvía a celebrar un gol de Juan Miguel. Pero la cosa no acababa ahí. Un Betis muy intenso en la presión robó la pelota en una jugada de fantasía Canales bate al portero a pase de Borja Iglesias para remontar el partido.
Y hasta ahí, todo lo bueno de este Betis en la noche de hoy. A los de Pellegrini le perdió la torpeza, y aunque tuvo ocasiones de sobra para marcar el tercero y hasta un cuarto, el correcalles que permitió el equipo incapaz de defender con la posesión y bajar el ritmo fue un tiro en el pie. Pese a la ventaja en el marcador, el partido no estaba para nada controlado y el centro del campo del Betis hacía aguas ante el ritmo de un Celta de Vigo que con la pelota en zona de tres cuartos exigía mucho a la defensa bética y daba la sensación de que el partido estaba muy abierto.
Y así fue. Antes del descanso el Celta empataba el partido en las botas de Gabri Veiga, batiendo por alto a Rui Silva aprovechando un pase filtrado entre los centrales, muy lentos en el día de hoy. El gol llegaría justo después de una ocasión muy clara para el Betis, que podría haber estado celebrando el tercero en lugar de lamentando el empate.
Y tras el descanso el equipo acusó completamente el cansancio y las nulas ideas. El bajón en la segunda mitad fue lamentable, y sumado a un exceso de efectividad en el Celta de Vigo, el partido se puso totalmente cuesta arriba. En el 56, otro de Veiga adelantándose a la defensa en el pase atrás de Larsen desde la línea de fondo. Y en el 69, Borja Iglesias despeja de cabeza el córner y el cae a un Aidoó que inexplicablemente remata como puede y se envenena hacia la escuadra, haciendo imposible la palomita de Rui Silva. El 2-4 era un excesivo castigo para un Real Betis que pagó demasiado su relajación tras el descanso y un premio totalmente inmerecido para un Celta que anotó cuatro goles en tres jugadas de peligro.
Pellegrini movió el banquillo. Joaquín y Edgar entraron, pero el de El Puerto fue un carrusel de perder balones. El Betis hacía aguas y era incapaz de tener la pelota, dominar a su rival y llevar el peso del partido. Todo lo contrario. Demasiados minutos pasaron con los verdiblancos corriendo detrás de un Celta desatado y muy cómodo. Pero si algo podía ayudar a los verdiblancos era el miedo a perder de un Celta en apuros. Un gol pronto del Betis podía meter el miedo en el cuerpo a los de Vigo. Abner, que también entró en la segunda parte. Falló incomprensiblemente un pase de la muerte de Edgar sin portero, metiendo mal el pie y echándola fuera en el área pequeña y a un metro de la línea de gol. Hoy no era el día, estaba claro.
Pero el Betis poco a poco fue metiendo al Celta en su área y en esa idea de atacar el futbol le dio la razón al Betis. De un centro sin aparente peligro, Mingueza corta la pelota con el brazo de manera completamente involuntaria y Del Cerro Grande, que había pitado mano de Luiz Henrique, tuvo que esperar al VAR para pitarlo. Fekir se encargó de hacer el tercero, reencontrándose con el gol desde el punto de penalti muchos meses después. Pero desde el gol en el 84’ no se jugó absolutamente nada.
El Celta se encargó, como hubiera hecho cualquier equipo, en ensuciar el juego y que el reloj corriera sin que pasara nada. El Betis iba poco a poco sumiéndose en el nerviosismo y acabó pecando de torpeza otra vez, cuando Luiz Felipe va a quitarle la pelota a Iago Aspas para sacar rápido de banda cuando el de Moaña protestaba al colegiado y éste escenifica una agresión del central italobrasileño, con su correspondiente tangana y la expulsión de este mismo. Del Cerro Grande no se lo pensó y las imágenes demostraron el cuento lamentable de Aspas, así como la nulidad del VAR, que no quiso mojarse.
Aun así, un Betis volcado rozaría el empate en la última jugada del partido, cuando un gran centro de Fekir desde la izquierda lo remata Edgar como nueve y se marcha lamiendo el palo.
El Betis se va de vacío y suma la tercera derrota en cuatro jornadas, desaprovechando la oportunidad perdida para sacar ventaja a Villarreal y Osasuna, así como acercarse a un punto de la Champions. Para colmo, pierde a Fekir, que vio la quinta amarilla, y a Luiz Felipe para el partido en Almería de la próxima semana, donde tampoco estará William Carvalho. Pero no todo es malo. El Betis demostró en la primera mitad que no se ha olvidado de marcar goles y de jugar al ataque. El camino a seguir de este equipo.