Jueves europeo en Croacia. El Betis llega al país balcánico para afrontar la vuelta del play-off clasificatorio de la Conference League. Con un billete en juego para los octavos de final de la tercera competición continental, los verdiblancos llegan al feudo del Dinamo Zagreb para darle la vuelta a la derrota sufrida la pasada semana en el Benito Villamarín.
Más allá de la imagen ofrecida, quedan aún 90 minutos en juego (podrían ser 120 si el partido se va a la prórroga) y la eliminatoria sigue muy abierta. De esta forma, son varios los motivos por los que se puede creer que la remontada es más que posible:
– La corta desventaja: A fin de cuentas, es sólo un 0-1. Pese a las muchas cosas que mejorar en el partido de ida, los de Manuel Pellegrini cayeron por la mínima, por lo que un gol verdiblanco igualaría la contienda y reiniciaría la eliminatoria.
– Las claras ocasiones en la ida: Posiblemente todo el beticismo coincide en que el equipo se mostró falto de actitud, jugando varias marchas por debajo de sus capacidades. No obstante, el cuadro heliopolitano dispuso de hasta cuatro ocasiones de peligro real que pudieron haber cambiado el devenir del encuentro. Primero fue el tiro ajustado al palo de Fekir que Nevistić mandó a córner. Luego, ya en la segunda parte, hubo otras tres más: el cabezazo de Chadi Riad y el remate de Johnny Cardoso al filo del pitido final, ante los que el meta croata volvió a estar acertado; y, además, el lanzamiento de falta al poste, obra de Willian José. Por tanto, si el equipo pisa un poco más el acelerador y tiene algo más de fortuna entre los tres palos, los goles deben de acabar llegando.
– La solidez defensiva: Salvo en partidos concretos, el Betis se ha hecho fuerte en la zaga. Quitando los dos duelos ante el Barcelona y el choque frente al Athletic en San Mamés, ha recibido 22 dianas en un total de 32 enfrentamientos de competición oficial, lo que hace una media de 0’68 goles encajados por partido. De hecho, el Dinamo Zagreb apenas pudo inquietar la portería de Rui Silva y solo marcó de penalti, tras previa mano de Chadi Riad en una jugada aislada y sin aparente peligro.
– Un mayor número de efectivos en ataque: El debut de Cédric Bakambu con la elástica verdiblanca el pasado domingo ante el Alavés dejó buenas sensaciones. Fueron solo veinte minutos, pero el congoleño, que apenas había entrenado con sus nuevos compañeros por estar en Costa de Marfil disputando la Copa África, cuajó una buena actuación. De esta forma, existen muchas esperanzas en que el flamante delantero bético se estrene como goleador en la capital croata.
– Las anteriores remontadas europeas: Dicen que la historia es cíclica. Y que, antes o después, se acaba repitiendo. Lo cierto es que el Betis ya sabe lo que es darle la vuelta a una eliminatoria en el Viejo Continente. El primer ejemplo fue en la temporada 98/99, en la anteriormente denominada Copa de la UEFA ante el Vejle danés. Tras el 1-0 en tierras nórdicas, los verdiblancos le endosarían un 5-0 a su rival, consiguiendo la clasificación de manera holgada. Otro caso más cercano fue en la Europa League de la 2013/14, una de las peores campañas de la historia reciente del club. Tras empatar a uno en casa con el Rubin Kazan, partía con cierta desventaja (por entonces existía la regla del valor doble de los goles visitantes) para el partido de vuelta… que se jugaría una semana después con temperaturas inferiores a los 10 grados bajo cero. El Betis, colista en Liga y abocado a un descenso inevitable a Segunda División que se produciría meses después, se impondría al conjunto ruso por 0-2 merced a los goles de Nono y de Rubén Castro, obteniendo así el boleto para los octavos de final.
Argumentos hay y de sobra para reconvertir la situación en Zagreb. No será fácil, como nada en esto del deporte rey, pero si el equipo afronta el choque como la “final” que plantea Manuel Pellegrini en rueda de prensa, tendrá amplias opciones de superar la eliminatoria y de evitar un tercer KO tras los sufridos en Europa League y Copa del Rey.
Imagen: Kike Hurtado.
