El Real Betis se lleva una victoria monumental en La Cerámica en un partido donde jugó con uno menos desde la primera media hora de juego y donde supo doblegar a un Villarreal incapaz.
No entró evidentemente en las apuestas para ser el MVP del partido, pero Guillermo Cuadra Fernández, de 40 años y nacido en Madrid, fue la persona más decisiva del partido entre Villarreal CF y Real Betis que se disputó en el Estadio de La Cerámica en la tarde noche de este frío domingo de diciembre. Con un error tremendo e incrementado por la incapacidad del VAR para intentar corregir su fallo se cargó un partido que hubiera sido de los más bonitos que se habrían disputado esta temporada hasta la fecha. Dos equipos que saben jugar con la pelota, con ritmo, muy igualado y de alto nivel. Pero el señor Cuadra Fernández, auspiciado por Pizarro Gómez en el VAR, decidieron privar a todo el mundo de ese espectáculo al entender una falta, aunque dura, del Chimy Ávila en la que levemente toca en la bota de Álex Baena. Un simple zancadilla que el colegiado entendió como roja y que el VAR no tuvo ni la valentía ni la personalidad para llamarlo e intentar corregir tal flagrante error.
Y lo peor de todo es que el partido, desde entonces, se convirtió en un batiburrillo de faltas y tarjetas sin sentido en manos de un árbitro que había perdido el norte y el pulso del juego de manera alarmante. Tarjetas por aquí y tarjetas por allá en un partido que en ningún momento fue duro ni caliente y que el colegiado se complicó de manera innecesaria quizás sabiendo del error que había cometido y donde había puesto de manera casi negligente el listón de las tarjetas. Ejemplo claro fue un balón que golpea en el pecho de Lo Celso a escasos dos metros del colegiado y éste, sin pensárselo, decretó como penalti por mano. Menos mal que la jugada había sido anulada previamente por fuera de juego, si no habría que haber visto al VAR corrigiendo o no tal grosera decisión.
En lo meramente futbolístico, como si nada de esto explicado anteriormente lo fuera, el Betis salió al campo con personalidad y queriendo tener la pelota. Muy bien plantado en el campo, sin conceder ocasiones ni llegadas, y creciendo con el paso de los minutos cuando fue cogiendo la posesión. De ello llegó el gol, en un centro de Abde desde la derecha al que no llega Altimira en el primer palo pero que sí remata Vitor Roque, con más fe que el defensa pese a tener éste ganada la posición. El Betis se adelantaba asestando un duro golpe a la confianza de su rival, pero es que un minuto más tarde llegaría la expulsión del Chimy.
Para buena suerte del Betis, no sufrió nada en lo que restó de primera parte. Y la segunda además comenzaba con un golazo de Lo Celso de falta directa. El argentino, ex del Villarreal, no lo celebró, pero su tanto puso esperanza de que aun con tanto partido por delante, la victoria era posible. Sin saber si ese 0-2 era una trampa para un Betis con uno menos, los verdiblancos intentaron no sufrir demasiado. Y la realidad es que durante muchos minutos lo lograron, pero el gol de Álex Baena en el 55 de una jugada casi aislada volvió a dejar claro que para ganar había que sufrir.
Con uno menos y con el esperpéntico arbitraje de Cuadra Fernández durante todo el partido, un empate o una derrota no hubiera deribado en ningún momento hacia una crítica al equipo, que lo dio absolutamente todo en cada balón que el Villarreal colgaba a la desesperada al área. Sabaly sacó una bajo palos obrando un milagro a la altura de cualquier santo, y Bartra sacó con la cabeza un remate de Thierno Barry cuando parecía que lo siguiente era el empate.
Con casta, corazón, calma y precisión el Betis se guardó los tres puntos en el bolsillo y ya son suyos, después de un partido inconmensurable de todo el equipo. Victoria de prestigio, de esas que refuerzan confianzas y cambian dinámicas. O de las que ganan ligas, como se suele decir. Los verdiblancos suman 24 puntos, a dos de los puestos de Europa. Y, con permiso de la última cita de la Conference de este año, recibe al Rayo Vallecano en el Villamarín el próximo domingo.