El Real Betis se deja la victoria en Balaídos desaprovechando un 0-2 que podría haber sido más abultado después de una impecable primera parte pero tomó la errónea decisión de arriesgarlo todo a defender el resultado. Algo sabido y demostrado que no sabe hacer.
Mientras este equipo siga tropenzado una y otra vez con la misma piedra de cada semana es imposible ganar, competir y mucho menos pelear por Europa. Porque ya no es que jugando fuera de casa te remonten un 0-2, con el trabajito que le cuesta a este equipo conseguir esas ventajas. Si no más la impotencia que todo bético debió sentir al ver como desde antes del descanso, el equipo se olvidaba de atacar anticipando el final de una película que todos hemos visto muchas veces ya esta temporada.
Y eso que el Betis pudo irse al descanso con un resultado más abultado. Al golazo de Antony y al de Diego Llorente se le podrían haber sumado sendos largueros de Bakambú primero al remate de un córner y de Jesús Rodríguez en un zapatazo secos desde fuera del área. Un resultado que no hubiera sido para nada inesperado por lo bien, eléctrico y vertical que estaba jugando al equipo. Aunque no es más cierto que el Celta llegó con peligro en más de dos ocasiones en las que Adrián San Miguel tuvo que evitar el tanto local.
Pero ya desde antes del descanso al Betis se le olvidó atacar y el Celta comenzó a volcar el partido hacia el área verdiblanco. Un Celta que a poco que tiene la pelota genera peligro ante un Betis que a poco que deja de tenerla se convierte en un equipo timorato, falló y desconfiado. Un riesgo inasumible pese al marcador al descanso.
Aun así el Betis asumió ese riesgo y desde que arrancó la primera parte y se pudo ver que el protagonismo lo iba a tener un Celta con la posesión y sin nada que perder, no había un solo bético en el mundo que no supiera el final de una película requetevista esta temporada. Los verdiblancos jugaban a defender y muy lejos de la portería de Guaita, sin ahogar en la presión y muy metidos atrás. A la hora de partido Pellegrini sacó a Bakambú y Marc Roca, desfondados y seguramente pactados para la carga de minutos sobre todo tras la lesión del catalán. Y el agujero se abrió tanto que en apenas tres minutos el Celta empató el partido. Dos desconexiones y errores en defensa, que sin mordiente y blanda, dejó que el balón llegase demasiado fácil al área de Adrián.
Pellegrini metió a Abde y Lo Celso para intentar ganar en presencia en ataque, pero la actitud de ambos jugadores fue más que escasa durante los minutos que estuvieron sobre el campo. El Betis atacó tímido y solo Abde sacó un disparo lejano que se marchó desviado por poco. Sería sin embargo el Celta quién, cuando parecía dar el empate por bueno, aprovechó otro hueco en la defensa para rematar un balón centrado desde la banda de Ricardo Rodríguez, y con ayuda del toque en Ángel Ortiz, acabar entrando en la portería.
El Betis lo intentó durante el descanso con más corazón que cabeza pero los tres puntos se esfumaron por la propia torpeza de un equipo que sigue sin aprender de sus errores. Se aleja de Europa, esa Europa que viene en forma de partido ante el KAA Gent el próximo jueves.