El presidente del Betis se ha sumado a la presentación de Miranda para darle una cálida bienvenida. También ha hecho un análisis sobre el poco mercado que ha habido y la economía del club verdiblanco.
Primero ha querido centrarse en el jugador al que le ha dedicado las siguientes palabras: «La alegría es doble porque se trata de un jugador que se ha criado en la casa. Por eso, me gustaría agradecer a su agente y a su entorno por hacer posible su llegada. Lo recibimos con mucha alegría, viene más maduro y tiene la oportunidad de demostrar en su casa la capacidad que tiene como futbolista, así que tenemos que congratularnos que lo tenemos entre nosotros», decía el presidente del Betis.
Luego se ha centrado en indicar la economía del Betis y la gestión de la misma. «En el caso de Betis hemos pasado de unos ingresos de 200 millones a algo más de 90 con esta reducción de presupuesto. Con esta realidad hemos intentado mantener el potencial alto de la plantilla», indicaba Haro.
El mercado también ha sido protagonista en su declaración. «El mercado ha sido prácticamente inexistente, no hemos querido malvender porque ha habido un mercado muy a la baja. Queríamos apuntalar la defensa, la portería e incluso hemos ganado algunos enteros con la llegada de Sanabria y con los jugadores de la cantera», añadía el gerente verdiblanco.
No ha olvidado comentar que la mayor inversión se encuentra en el área técnica. «Nuestro principal activo ha sido el cuerpo técnico encabezado por Pellegrini y la dirección deportiva. Queda trabajar con ahínco, esfuerzo y humildad para poder volver a los niveles económicos preCovid. El primer paso lo han dado el 90 por ciento de los abonados con su renovación», comentaba el presidente del Betis.
También ha halagado a la afición verdiblanca cuando ha recibido una cuestión sobre la campaña de abonados, que ya cuenta con más de 45 mil abonados. «Lo tomo como es: el beticismo es una religión, una manera de sentir. De los béticos qué puedo decir, eso se alimenta día a día y te anima a seguir trabajando», decía Haro.