El equipo de Rubi volvió a pinchar frente a los pupilos de Gaizka Garitano, que solo necesitaron estar conectados, activos y concentrados durante los 90′ para lograr los 3 puntos.
Comenzó Rubi, como ya viene siendo costumbre, planteando un 1-4-3-3 con Guido en el pivote acompañado de Canales en el interior zurdo y Guardado en el derecho. Nabil Fekir ocupando la banda izquierda junto a Lainez en la derecha y Borja Iglesias en punta.
Los verdiblancos completaron (una vez más) un primer tiempo horrendo, inasumible para un equipo de tal calidad. En salida de balón, con Guido entre centrales, los mediocentros estuvieron continuamente mal escalonados, lo que no permitía al Betis darle continuidad a sus posesiones, no lograba atacar bien. Esto mismo provocaba, a posteriori, perder el balón en zonas peligrosas, no poder presionar en bloque tras pérdida y permitir que el rival transite con mucha facilidad.
El equipo de Rubi no posee automatismos definidos en fase ofensiva, se entrega a la calidad y a la inteligencia individual de cada jugador para decidir qué espacios ocupar con el fin de crear superioridades. Esto a veces, por el nivel de los jugadores, causa efecto y el equipo genera ocasiones, pero no es un plan fiable y sólido.
Sin balón, el Betis sufrió una y otra vez desconexiones, falta de concentración, ausencia de contundencia y agresividad… prácticamente lo que ha demostrado durante el año: no es un equipo consistente. Ayer, además, propuso una presión que no causaba efecto; era una presión descompensada y de la que el Athletic lograba salir una y otra vez.
No obstante, es cierto que ayer el escuadrón verdiblanco generó suficientes ocasiones como para empatar, pero la dinámica en la que venía y el bloqueo mental de los jugadores se transformó en eso: un quiero y no puedo constante. Además, defendió de muy malas maneras cada balón parado.
Los cambios tácticos de Rubi fueron inútiles. En el minuto 56 sustituye a Guardado y Lainez para situar a Tello en banda derecha (estéril) y retrasa a Fekir a la mediapunta para que Álex Moreno se situara junto a Pedraza en banda izquierda, ambos continuamente ocupando mal los espacios y pisándose; no generaron apenas. A posteriori vuelve a cambiar, coloca a Tello en banda izquierda (mucho más activo) y a Carles Aleñá en la mediapunta derecha.
En definitiva, el equipo atraviesa una dinámica y una racha que no le permite sacar a relucir la calidad individual. Lógico, teniendo en cuenta el nulo trabajo táctico por parte de Rubi. Fue superado por un Athletic que únicamente necesitó concentración y competir durante 90′, además de la fabulosa actuación de Unai Simón en portería.