Le costó y mucho al Betis ganar esta noche ante el Cádiz CF. Un Cadiz con las ideas clarísimas, con muchos jugadores en campo propio y tapando todos los huecos. Y el Betis ahí caía en la trampa una y otra vez. Hoy se libró por que el equipo de Álvaro Cervera no hizo un solo tiro a puerta y en la única llegada con peligro estrelló el balón Salvi en el larguero. Si no, todo hubiera sido muy diferente.
Por que la excusa de que los equipos como el Cádiz se encierran atrás y es muy difícil hincarles el diente se te cae cuando tu actitud y ritmo dejan mucho que desean. El Betis jugó literalmente andando la primera parte y tiró cuarenta y cinco minutos de un partido que debía haber solventado lo más pronto posible. Joaquín, Fekir y Ruibal eran los únicos que de vez en cuando se atrevían a encarar, con los apoyos de Miranda y Montoya, pero aun así el partido era horrible, soporífero, inaguantable. Los primeros cuarenta y cinco minutos se fueron al limbo sin saber si había portero en ambas áreas.
Tras el descanso, algo cambió. El guión de inicio fue el mismo, pero poco a poco el Betis fue yendo de más a menos y comenzó a mover el balón con más verticalidad y pudiendo encontrar a un cada vez más suelto Fekir, liberado de la presión de Fali tras la lesión del valenciano. Cervera movió el banquillo buscando velocidad arriba con la entrada del Choco Lozano y Pellegrini hizo lo propio dando entrada a Lainez. Y entonces algo pasó. El mexicano fue un calambre por la mediapunta del Villamarín y logró mover el manzano hasta que el fruto cayó y el Betis gritó: ¡Eureka! En una jugada entre Fekir y Lainez, éste recorta hacia afuera, mueve a la defensa, encuentra a Guido y el argentino dispara con la diestra para apurar al palo y encontrar el gol de la noche. Premio. Menos mal. Que fácil y que difícil a la vez.
Y de esas cosas del fútbol, el Betis, que es un equipo treméndamente débil mentalmente, se echó atrás cuando el Cádiz quiso hacerlo todo en quince minutos y acabó pidiendo la hora. Pellegrini dio entrada a Tello para buscar opciones a la contra y a Loren posteriormente. El Cádiz asustó más por lo pronto que llegaba al área más que por tener ocasiones. Solo el Choco se plantó ante Joel algo escorado y acabó el protero desviando a córner aunque el balón parecía que salía.
Los cinco minutos del descuento fueron eternos, pero el Betis supo dormir el partido, sufrir en defensa, achicar agua y tener hasta ocasiones para matar el partido. Pero Mateu pitó el final, los jugadores respiraron, Pellegrini resopló en la banda y el Betis se lleva otros tres puntos vitales para evitar caer en la tabla, auparse cerca de Europa y, a fin de cuentas, ganar y sumar, que es lo único que importa.