Si algo parecía que el Betis había conseguido dejar atrás con el cambio de año eran esas crónicas desconexiones que lastraban todo el trabajo hecho. Hasta hoy. Los de Pellegrini volvieron a pagar demasiado caro una ya típica caraja defensiva a la salida del descanso y desaprovechar la buena primera parte que los verdiblancos habían logrado hacer en el Real Arena y frente a una Real Sociedad incapaz de desequilibrar la balanza.
En la primera mitad el partido estuvo muy igualado. Tanto Betis como Real Sociedad estaban muy bien plantados sobre el césped, con mucho orden y repartiéndose la posesión, aunque era la Real la que más facilidad mostraba para llegar al área de Joel. El madrileño tuvo que volar para evitar el primero de la noche en un disparo franco de Guridi dentro del área. En la portería contraria, Remiro hizo lo propio con un disparo lejano de Fekir que entrañó menos peligro para los locales. Tanta igualdad hubo como miedo al error propio, como respeto a la zona ofensiva de cada equipo. El cero a cero al descanso era una buena muestra de lo que podría llegar a deparar la segunda mitad.
Peor no fue así. En un partido tan exigente, el Betis salió a verlas venir y eso en la élite y ante este tipo de rivales se paga muy caro. Desconexión en defensa, pelota a la espalda que llega a Oyarzabal y Mandi la saca bajo palos. El balón queda muerto en el aire y Mikel Merino se adelanta a Paul derribándolo y rozando la infracción. El balón el vuelve a caer a los pies de Oyarzabal que busca el pase a Isak. El sueco dispara y Joel no acierta a agarrarla y se cuela dentro. Ni había fuera de juego previo, ni posicional en el disparo de Isak. Lo de Merino podría ser falta, pero no existe el árbitro que pite eso y mucho menos en un gol. El VAR no quiso desequilibrar el partido y la defensa bética, sí. No hay otra lectura.
Al Betis le entró el miedo en el cuerpo y cogió tintes de lo que era antes del fin de año. Llegaría el segundo en una jugada tremenda entre Portu, Isak y Oyarzabal. Pero pudo llegar el tercero, el cuarto o el quinto. La Real no levantaba el pie del acelerador y la balanza estaba completamente vencida del lado local, que tenía maniatado a un Betis incapaz de tener la pelota y avocado a balones en largo que no llegaban a ninguna parte. Pellegrini, pensando en la Copa, sacó del campo a Guardado, Fekir y Lainez para dar entrada a William Carvalho, Joaquín y Tello.
Si ha llegado hasta esta parte de la crónica, tengo que confesarle algo. Cuando me procedía a escribir estas líneas el partido todavía no había terminado. No se si habré faltado al buen trabajo periodístico o no, pero la realidad es que Canales primero y Joaquín después casi me obligan a cambiar toda esta crónica de principio a fin. Pero la realidad es que Imanol Alguacil confió en tener el partido controlado, pues el 2-0 no era para nada engañoso. El Betis estaba muy lejos de algo parecido a meterse en el partido. Sacó del campo a Oyarzabal, Merino e Isak y el partido fue otro completamente. SI antes habíamos dicho que en la élite los errores se pagan, contra este Betis no iba a ser menos. Una jugada desde la derecha la bota Joaquín al área y Canales se adelanta para recortar distancias. Podría haber milagro y más de cinco minutos por delante. Y lo hubo. Jugada de Tello que se va por velocidad, la pone al área y Joaquín aparece solo para empujarla y entrar con su buena dosis de intriga. Empate. Y todo se ve con otro color.
El Betis salva un punto en el Real Arena después de tirarlo todo en la segunda parte y es capaz de igualar un partido que se le había puesto muy complicado. Real y Betis ya saben de lo que son capaces para lo bueno y lo malo y se citan el martes para pasar a cuartos de la Copa del Rey.