El conjunto de José Bordalás quizá sea, a día de hoy, uno de los equipos en peor racha de La Liga. Y ya no es cuestión de resultados, que también, sino que a nivel de sensaciones y de juego está siendo inferior semana tras semana a sus rivales. Le está costando imponer su plan de juego y está sufriendo con mucha frecuencia.
En fase ofensiva, ya no logra robar en zonas altas del campo para verticalizar con el fin de finalizar jugada, como ya hizo en la ida frente al Betis. En consecuencia, se está viendo obligado a replegar y, cuando roba, lo hace demasiado cerca de su área; no logra transitar. Sin balón, al no conseguir presionar, está defendiendo en muchos tramos en bloque bajo. Y como principal problema, sus centrales no está consiguiendo dominar su área. El conjunto rival dispone de mucho ataque posicional al no ser presionado y tiene facilidades para generar ocasiones porque los de Bordalás no se imponen en área propia.
Es un equipo completamente irreconocible respecto a ese Getafe que acostumbraba a lanzar presiones muy altas y agresivas, que ganaba muchos duelos en el medio, que transitaba con facilidad y que, como principal virtud, dominaba ambas áreas.
En el partido de ida, los de Bordalás lograban presionar los primeros pases del equipo de Pellegrini con mucha intensidad. Consiguieron anular a Fekir y a Canales entre líneas y a Guido junto a William en salida de balón. Aún así, tanto Betis como Getafe han cambiado mucho sus sensaciones y nivel de juego desde entonces, llegando a ser el conjunto verdiblanco el favorito para el enfrentamiento.