El Real Betis recibía al Getafe de Bordalás tras una victoria en La Cerámica que le metía de lleno en la pelea por los puestos europeos. El equipo de Pellegrini volvía a partir desde el 4-2-3-1 con Guido junto a Guardado en la base, Canales con Aitor en los costados y Nabil Fekir por detrás de Loren Morón.
El Betis, a raíz de la lesión de Nabil Fekir tuvo muchas dificultades en salida de balón. Lo consiguió paliar mediante el balón largo sobre un Loren que estuvo muy acertado de espaldas a portería y permitió transitar al equipo. Una de las principales causas de los problemas en salida era las dificultades de Guardado; el mexicano no estuvo fino, menos aún en el segundo tiempo. El equipo de Pellegrini depende del acompañante de Guido para salir desde atrás, y si este no responde, el equipo entra en un problema estructural. Canales tiende a bajar a recibir y el Betis acumula mucho jugador en la misma zona. A esto se le suma el nulo juego interior de Tello y Aitor. Dos extremos abiertos en banda, los pivotes rivales sin fijar y Loren en punta vs todos. Es complicado progresar de esta forma. También, lógicamente, los azulones llevaron a cabo un gran desgaste en fase defensiva.
A pesar de estos problemas en salida, el conjunto verdiblanco se mantuvo muy sólido en los tramos que no tuvo la pelota, sobre todo en la segunda mitad, y no recibió apenas ocasiones de peligro. Mandi junto a Sidnei estuvieron muy sólidos en cada duelo y fiables dentro de su área. Por su parte, Guido Rodríguez ofreció un nivel espectacular; imponiendo su físico, dominando los espacios, robando en zonas sensibles… Asimismo, aunque no se diese en muchas ocasiones, cuando los de Pellegrini llevaban el balón a 3/4, lograban generar ocasiones de peligro frente a un conjunto azulón endeble.
Al final, pese a los problemas en salida de balón, el Betis estuvo sólido en fase defensiva y gozó de ocasiones muy claras de gol. También tiene su importancia que el Getafe sufriera mucho defendiendo su propia área y que ambos centrales estuviesen a un nivel paupérrimo. Los tres puntos, de una forma u otra, se quedan en Heliópolis de la mano de un Borja Iglesias imparable.