Partido horrible del Betis. No hay más. Con estas palabras comenzó la crónica del anterior partido de los verdiblancos ante el Getafe CF y la sensación fue de un dejavú perpetuo. Real Betis y Cádiz CF hicieron un homenaje a la siesta en este 28 de febrero y los de Pellegrini a punto estuvieron de marcharse de la Tacita con un rácano empate a cero que no hubiera servido de nada. La única desconexión defensiva de los cadistas permitió a Juanmi anotar el único gol del partido en una jugada a balón parado.
Este Betis está peligrosamente acostumbrándose a ganar con muy poco. La cantinela de “que viene el lobo” no parece despertar a los de Pellegrini, que no mejoraron su imagen con respecto al duelo versus el Getafe de la semana pasada y hoy tampoco hizo demasiados méritos para acabar ganando. La mentira del futbol moderno dice que “ante los rivales que se meten en su área es muy difícil jugar”, y lo será. Pero el único remedio posible es la intensidad: intensidad en defensa, intensidad en ataque, en los desmarques, en balones divididos, en los pases y en los desmarques. Y de eso nada tuvo hoy el Betis. De la primera parte solo se pudo destacar un disparo cruzado de Canales que se paseó por delante de Ledesma y otro de Guardado que el meta tuvo que mandar a córner. Y poco más. El Cádiz era un regalo tan lejos de la presión y tan descaradamente en su área, pero el Betis se dejó contagiar por el escaso ritmo y la lentitud del partido. Todo lo que quería los cadistas y lo único que no puede permitirse un equipo que quiere estar en Europa. Canales, en la mediapunta, era como ese engranaje que constantemente debe ser engrasado o pierde fuerza. Sin Fekir, el Betis anduvo nulo de ideas y Ruibal y Lainez aportaron muy poco en el poco arriesgado partido de los suyos.
En la segunda parte, otra vez como ante el Getafe, el Betis salió exactamente igual y el Cádiz el que dio un paso al frente y pilló a los de Pellegrini dormidos. Joel Robles tuvo que desviar a córner un colocado disparo de Salvi tras un mal despeje de Miranda, pero las sensaciones eran de que el Cádiz iba de menos a más y cada vez la posesión le duraba menos a los verdiblancos. Apenas ocasiones, apenas disparos, ni carreras por la banda. Solo Guardado parecía intentar echarse el equipo a la espalda hasta que Pellegrini movió el banquillo. Joaquín y Juanmi para darle otro aire a las bandas, pero el de El Puerto ya no es ese chaval determinante y ha perdido mucha frescura desde su positivo en Covid y fue una máquina de perder balones. Como todo el equipo. La intensidad no aumentó y el Cádiz cada vez defendía con más comodidad y se atrevía a mirar hacia adelante. De nuevo el chileno movió el banquillo, dando entrada a Tello. El catalán dejó alguna imagen de querer encarar y romper el partido, pero el Betis se desdibujó por completo, con Guardado más ayudando a Guido, Canales fuera del partido, Joaquín y Tello caído en las bandas y Juanmi muy solo arriba. O se aparecía la Virgen como ante el Getafe, o nada.
Y ocurrió. A este Betis, de momento, le están saliendo las cosas. Falta pegada a la línea de banda, Joaquín saca en corto para Emerson y éste la pone al corazón del área donde Juanmi se adelanta y cabecea dentro y donde Ledesma no puede hacer nada. Rompió la maraña defensiva el Betis en la única desconexión cadista y otra vez una jugada aislada acabó decantando el partido. Hasta el final, el Betis tuvo que afanarse en defensa pero el Cádiz terminó el partido sin saber si Joel seguía en la portería o no.
Tres puntos más para seguir vivos en la pelea por Europa, la novena portería a cero de la temporada y a esperar los resultados de Villarreal y Real Sociedad. La semana que viene vendrá el Alavés al Villamarín donde el Betis deberá ambicionar más los partidos o un día de éstos de verdad llegará el lobo.