Tras la victoria en casa frente al Getafe de Bordalás, el Betis de Pellegrini visitaba el Ramón de Carranza para enfrentarse al Cádiz de Álvaro Cervera. Con las bajas de Nabil Fekir y Borja Iglesias, el conjunto verdiblanco partía con Guido junto a Guardado en el doble pivote, Lainez con Ruibal por fuera y Sergio Canales por detrás de Loren Morón.
Frente a un Cádiz muy replegado, defendiendo muy cerca de Ledesma, el Betis tuvo serias dificultades para superar este bloque bajo. No logró encontrar espacios. Con Guido lateralizando su posición, Guardado sosteniendo al equipo por delante de los centrales y extremos junto a laterales con mucha altura, los de Pellegrini intentaban encontrar espacios. La circulación de balón espesa y previsible facilitaba a los de Cervera bascular, realizar las coberturas y no sufrir apenas. Defendiendo en muy pocos metros, los cadistas conseguían que no existiese espacio para que Canales recibiera a la espalda de ambos pivotes, obligando al cántabro a recibir en la base de la jugada. Dos extremos en amplitud y la mediapunta desierta.
A pesar de estas dificultades para atacar el bloque bajo que planteaba el Cádiz, los verdiblancos volvieron a competir realmente bien sin balón planteando una presión tras pérdida intensa y coordinada. No obstante, el conjunto amarillo logró salir en algunas situaciones mediante los apoyos de Sobrino y Negredo, que se topaban constantemente con Aissa Mandi y Guido Rodríguez, quienes realizaron un trabajo a campo abierto espectacular; leyendo cada jugada, imponiéndose en los duelos… no dieron opción alguna a la transición. A esto se le une la buena actuación de Joel Robles una semana más.
Aún teniendo dificultades en el juego, el Betis no sufrió atrás y en área contraria tuvo la puntualidad de Juanmi para llevarse los tres puntos mediante una jugada aislada en el tramo final del partido. En esto del fútbol se puede jugar mejor o peor, tener más o menos balón, estar más o menos incómodo, pero dominar las áreas suele ser sinónimo de victoria.