Una semana más, el Betis de Pellegrini se enfrenta a un equipo que viene en una mala dinámica. En dos semanas, el Sevilla de Lopetegui ha perdido cualquier opción a aspirar al título liguero -si es que la había- y ha sido eliminado de la Copa del Rey y de la Champions League. Evidentemente, es un conjunto de un nivel muy superior a los últimos rivales de los verdiblancos (Alavés, Cádiz, Getafe…)
En fase ofensiva, los de Julen Lopetegui continúan con la idea de dominar a través de la pelota. Mucho ataque posicional, salida desde atrás organizada, circulación de balón para romper por fuera con ambos laterales… a pesar de esta idea, está teniendo algunos problemas cuando tiene el esférico por falta de dinamismo en sus posesiones. Sin balón, el Sevilla FC es uno de los equipos más competitivos de LaLiga. Tiene la capacidad de defender a diferentes alturas: presión asfixiante en bloque alto, bloque medio saltando sobre los primeros pases o defendiendo cerca de Bono.
Más allá de cómo el Sevilla intenta dominar, esto es un derbi. El contexto cambia por completo. Ambos equipos pueden llegar a cambiar sus ideas con el fin de sorprender al rival. Los derbis suelen ser enfrentamientos muy físicos: balón en largo, pocos riesgos, muchas disputas, faltas… y los de Nervión han tenido en estos meses una gran carga de partidos. A esto, se le suma la capacidad de los de Pellegrini para llevarse los partidos en el último tramo del mismo.
El equipo de Lopetegui ha demostrado que compite en cualquier contexto y que es capaz de hacer daño a cualquier rival. A pesar de esta mala racha, es un equipo muy fuerte mentalmente y capaz de levantarse de cualquier varapalo.
