La clasificación europea lograda por los pupilos de Manuel Pellegrini fue muy de nombres, pero también muy de «fotos». Cual álbum de recortes, el encuentro disputado ante la SD Huesca dejó muchas imágenes, unas mejores y otras peores, pero al final y al cabo imágenes de un objetivo logrado, pero también sufrido. Porque qué sería del Real Betis si no consiguiera sus objetivos a base de sufrimiento. Tras una primera mitad en la que el conjunto heliopolitano no quiso ir a Europa, el colegiado fue quien decidió echarle una mano a los verdiblancos. El resto, con 1-0 en el marcador y los rivales directos ganado, ya se conoce. Es por eso que cada imagen lleva su título, y cada título su explicación.
Unión. Máscara y peluches de Panda aparte, cada celebración del Real Betis define a la perfección la «piña» que forma la plantilla de las trece barras. Sobre el terreno de juego, en el banquillo o en la grada, los jugadores béticos desprenden unión. La unión cuando Borja Iglesias marca un gol, pero también cuando el máximo goleador de los heliopolitanos abandona el césped. Porque por muy molesto que el Panda se marche del cambio al ser sustituido, se lamenta por un mano a mano fallado por Loren Morón tanto como si fuera el fallo fuera suyo. Un mismo puesto, pero también un mismo objetivo.
Compromiso. Porque el que le falta a algunos miembros del plantel, a otros cuantos les sobra. En esta ocasión, la fiel imagen del compromiso se vio sobre el césped del Benito Villamarín, pero una vez que el árbitro decretó el final del encuentro. La de Aïssa Mandi (posterior a la charla que tuvo con Emerson Royal), sentado en la más absoluta soledad sobre el césped del templo bético, puede ser sin duda una de las imágenes del partido y de la temporada. El central argelino luchó por el objetivo del Real Betis hasta el último minuto, tanto como sus compañeros que el próximo curso seguirán en la Palmera.
Ambición. Aunque cueste verla, la hubo. No durante los primeros 45 minutos, pero sí en el 94′. La ambición de rematar con la cabeza un palo tras haber fallado un mano a mano en el último minuto de partido cuando la victoria no se iba a escapar. Esa es la ambición de Guidro Rodríguez, pero también las de todos y cada uno de los jugadores y miembros del club que, sabedores de que la temporada no ha terminado, no festejaron la clasificación europea. La ambición es que la Conference League te sepa a demasiado poco y el partido contra el Celta de Vigo se enfrento como lo que es: una final.
Trabajo. El trabajo de resucitar a un equipo que por 2020 parecía muerto y tan solo unos meses después está muy vivo. El trabajo de trazar un plan tan perfecto que te lo habría firmado el propio Profesor de «La Casa de Papel». El trabajo de Manuel Pellegrini. Y es que el chileno, en una temporada, ha demostrado que los problemas del Real Betis no eran ni de directivas ni de jugadores, era un problema de entrenador. Un problema solventado. Porque no solo los delanteros y los porteros te ganan partidos con goles y paradas, también los técnicos lo hacen desde el banquillo. Ahora queda la última masterclass del Ingeniero.