«Lo primero era ganar», afirmó Manuel Pellegrini. Ni especulaciones ni calculadoras. La continuidad del Real Betis en Europa League dependía, única y exclusivamente, de lo que ocurriera sobre el césped del Benito Villamarín. Lo que en el vocabulario del Ingeniero se conoce como el «ladrillo a ladrillo». Levantarse por la mañana, ponerse el mono de trabajo, «picar» en las oficinas verdiblancas y, tras una intensa jornada laboral (con mejores o peores resultados), volver a casa pensando en el día siguiente. Única y exclusivamente en el siguiente ladrillo. O partido. El encuentro disputado entre Bayer Leverkusen y Celtic de Glasgow podía condicionar la clasificación del cuadro de las trece barras, pero no más que el choque que tenía lugar en Heliópolis. Victoria conseguida, puntos sumados y clasificación certificada. El Real Betis pudo ser primero y difícilmente lo será, pero como dijo aquel, más vale un segundo puesto en mano que un último partido en Glasgow volando. Y que, en dieciseisavos, venga el siguiente.
La herida de Leverkusen todavía escuece, pero la clasificación lograda por los obreros del Ingeniero es otra tarea más tachada en la lista del Plan 2.0. Tanto el equipo como el proyecto verdiblanco crecen a pasos agigantados, y todo ocurre sin hacer apenas ruido. Ante el Ferencvaros, el Real Betis compró su billete para la siguiente ronda de la segunda competición continental. Pero es que, ante los de Peter Stöger, los de Manuel Pellegrini se convirtieron en el segundo equipo español (junto con el Real Madrid) en certificar su pase a la siguiente ronda europea. Los peones béticos trabajan, con más o menos intensidad y con más o menos resultado, pero trabajan. Lo que hoy se da casi por sentado (pasar como segundos del Grupo G), hace no mucho tiempo era cuanto menos utópico. Y es que las tareas de esa lista son muchas y a cada cual más exigente, pero poco a poco, todas tiene su señal de «tic».
Una filosofía del «ladrillo a ladrillo» que, además de colectivamente, hay quienes la han interiorizado para su propio rendimiento individual. Desde que el Real Betis recuperó, al fin, a Sergio Canales frente al Deportivo Alavés, la del ’10’ ha sido una recuperación constante. Si la física le tocó llevarla a cabo lejos de los terrenos de juego, al capitán de capitanes le faltaba la futbolística. En cada jornada de trabajo, el obrero cántabro ha aportado un poco más que en la anterior. Una evolución en su rendimiento que lo ha llevado a firmar una actuación de ’10’, culminada con un gol digno de matrícula de honor. En obras tan importantes como la que está dirigiendo el chileno en Heliópolis siempre primará el desempeño colectivo por delante del individual, pero tener a uno de tus mejores trabajadores a su mejor nivel siempre te permitirá estar más cerca de lograr tus objetivos.