Algún día tendré que contestarle esta pregunta a alguno de mis hijos, y aprovechando un tweet que vi el pasado lunes, voy a intentar utilizar esta firma para explicárselo a mi futuro hijo. Y a aquel que más de una vez me lo ha preguntado.
Como todos sabéis, yo no nací en Sevilla, ni nadie de mi familia, pero sí es verdad que mi padre vivió en su juventud unos cuantos años allí. Y de ahí viene, de que mi abuelo, por pasar el rato, se hizo peñista del Betis y siempre desde pequeño me habló del Betis. Tampoco creo que sea casualidad que durante el embarazo, mi madre (que es muy devota de la Macarena) rezara a una estampita que había cogido meses antes en una visita a Sevilla. De hecho más de una vez en tono de broma se lo digo: «Tanto rezarle a la Macarena que te ha hecho un hijo del Betis».
Desde pequeño siempre me ha enamorado el Betis, su camiseta, sus colores y su afición. Aún en mi memoria tengo el estar en casa de mis abuelos paternos y oír a mi abuelo y mi padre hablar del descenso del Betis allá por el año 2009. Ese día, aunque no era consciente ni siquiera del nombre de tres jugadores por la edad, sentí que eso a mí me dolía, pero no entendía lo que pasaba.
En octubre de 2011 falleció mi abuelo y meses antes yo tenía un desencanto con el fútbol. No quería jugarlo, estuve un año sin ir a ver al Real Murcia y no veía fútbol por la tele. Todo esto se prolongó en el tiempo unos meses hasta que un domingo de mayo Beñat metió aquella falta. A mi, no sé de dónde, supongo que por esos motivos explicados anteriormente, me recorrió una felicidad por el cuerpo que hacía años no sentía por el fútbol. Desde ese día me considero aficionado del Real Betis Balompié.
Ahora todo ha cambiado mucho, las tecnologías me permitieron entrar en contacto con un grupo de béticos de mi edad, con los que hoy en día comparto amistad, viajes y vivencias, y que hoy en día son como mi familia. A los años me abrí una cuenta en Twitter y empecé a ganar seguidores hablando del Betis hasta llegar a tener esta firma de opinión.
El domingo volveré a ver a mi Betis en directo y esta temporada ya van unas cuantas, con la misma ilusión que cada vez que voy, con la ilusión de aquel niño que era del Betis porque su abuelo le hablo del Betis, que no se sintió nunca más desganado con su pasión, que buscó y en la ciudad de Sevilla encontró un amor, que quizás descubrió que aquello que una vez me dijo un amigo de Sevilla es cierto:
«Antonio, el Betis se siente, no se elige, te elige él y contigo lo hizo» 10 años después, no me imagino mi vida sin ti, ni quiero. Esta es mi historia, nuestra historia.