Yo, que nunca he creído en ninguna religión, siempre profesé sin saberlo una de ellas. La llevo dentro de mí desde que tengo memoria, me hice devoto sin darme cuenta y me acompañará hasta el último de mis días.
Pa religión la mía es el nombre que eligieron Los Molina para su chirigota en 2017. Un nombre que humildemente tomo prestado, así como algunas de sus maravillosas letras, para acompañar mi confirmación como creyente de mi religión, la religión del beticismo.
A mí siempre me han dicho, yo siempre había escuchao que el bético nace, no se hace. Pero Betis, tu religión es tan acogedora que admite conversiones tardías. Yo, que soy bético desde la cuna, conozco casos de otros que no tuvieron la suerte de encontrarte tan pronto, pero que se hicieron fieles en cuanto conocieron un pedacito de ti. Porque el Betis te acepta si tú desde chico empezaste a correr con tus dos primeritos zapatos y esos zapatos eran las Joma blancas de Alfonso, pero también te acoge si llegaste más tarde y le juraste amor eterno aún sabiendo que junto a él no te caías cada dos por tres, te caías cada tres por cuatro.
Qué pesadito eres, Adán pisha mía, me dicen mis amigos cuando empiezo a hablar del Betis. Que por qué me pongo así si el Betis no me da de comer. Como si hiciera falta. Si yo esto lo utilizo solo a modo de evasión, para olvidar mis penas y centrarme en mi pasión que se llama Balompié.
Qué sabrán ellos lo que es enfundarse tu bufanda. Qué sabrán ellos lo que sentir a 50.000 almas cantando el himno al unísono. Qué sabrán ellos lo que es abrazar a un desconocido cuando marcas un gol. Qué sabrán ellos lo que te echo de menos esas épocas en las que no puedo ir a verte. Si me has dado tanto que pa pagarte no sirve tan solo con quererte.
Soy creyente, sí. Y soy creyente por béticos como Pere Ribas, un chaval de Olot (Girona) invidente de nacimiento y al que ni la ceguera ni la distancia le evitaron profesar tu religión. Soy creyente por béticos como Miguel Toral, un chaval murciano con cáncer que acude con su camilla a los estadios de España para poder verte. Soy creyente por béticos como Jenni y José Andrés, que se conocieron a través de su Betis, de Nuestro Betis, y que hace poco se dieron el sí quiero en una de las bodas más verdiblancas que se recuerdan y que trajeron al mundo a Adriana, una bética más de la que no dudo que seguro éste será su amor primero.
Pero también soy creyente porque lo necesito pa vivir, porque lo necesito pa soñar. Porque no entiendo la vida sin ti. Y sigo teniendo presentes los mandamientos que de chico aprendí, aunque hoy los entienda de otra forma. Porque adoro el Manquepierda pero no el Manquepierda que otros quieren imponer. Porque cada uno debe profesar la religión a su manera. Porque hay que luchar por esto cada uno a nuestro modo.
Porque éste que escribe no falla a tu misa y comulga los domingos ya sea en el templo o en la distancia. Porque aquí sigue éste que te conoció siendo un bebé y que por ti se volvió loco hasta el día en que se muera.
Ya se marcha tu devoto, pienso mientras termino de realizar esta confesión. Como cuando bajo las escaleras del Villamarín sin saber cuándo será la próxima, pero sabiendo que volveré porque te quiero, porque te quiero, porque te quiero, porque por ti cuento los días y porque eres… LA RELIGIÓN DE MI VÍA.
