Hoy me gustaría que pensemos un poco en lo que siempre pasa cuando perdemos dos partidos y se lía «la de Dios es Cristo», porque por Twitter tres o cuatro dicen que vamos a descender y Pellegrini dimisión y que vuelva Lopera. Hoy no me excederé mucho, así tenemos más tiempo para pensar un poco en ésto.
Soy Community Manager, no ejerzo, pero tengo un título que lo dice, y las corrientes de odio que veo constantemente por redes son muy preocupantes. En el fútbol, por el final de una serie, en una tertulia, en si era de Blon en la última Nacional de Red Bull… Y todas las opiniones son válidas. Todas. Siempre y cuando guarden un mínimo de respeto. Así es cómo nos enseñan a hablar en redes, y así es como tendría que comportarse cualquiera que haga uso de ellas. Ojo, no estoy diciendo que seamos los precursores de una idea perfecta en la que todo está bien y no nos podemos quejar por nada estilo Mr. Wonderful. Simplemente es que, si yo opino una cosa distinta a la tuya, no tengo que hacerlo insultando o como si se me fuera la vida en ello. Yo hace tiempo que dejé de dar mi opinión para casi todo por Twitter. Sinceramente, prefiero no hacerlo. Total, no gano nada demostrando a nadie lo que pienso y puedo ganarme varios malos comentarios de gente que pasaba por allí.
Perdonad que hoy no hable tanto de nuestro Betis, pero es que me parece un poco vergonzoso todo lo que se pudo leer de Joaquín por lo que dijo en un programa de la tele. Podremos estar más o menos de acuerdo en que no fue el momento (pese a que todos sabemos que será su último año casi 100% confirmado), pero de ahí a ponerle de vuelta y media… Y esto pasa siempre porque la gente que está detrás de un matorral esperando a que algo vaya mal para echar veneno, lo hacen como si no hubiera un mañana. Y pasó con lo de Joaquín, y con la semana negra de resultados y rendimiento, y con cualquier cosa que pueda dar pie a decir que todo mal.
Pero en cambio, la ovación tremenda que se llevó al salir durante el partido de Europa League le rinde el homenaje que merece. Porque es una Leyenda de las Trece Barras y por mil razones más, y porque lo de verdad, pasa en el campo. Y este es sólo un ejemplo de cómo las redes no muestran la realidad del público que va al Villamarín, y de cómo pueden hacer daño por ver cómo se te echan encima. No es el primer caso ni el último de jugadores (porque estamos hablando en este caso) que cierran sus redes por el odio que reciben. El problema existe y me da pena que sólo se destaque esto. Hay un abismo entre la realidad del campo y lo que se dice por redes. No caigáis en la trampa, haced caso a lo que pasa en la vida real. La afición es soberana y se ha demostrado que cuando nos apiñamos como balas de cañón, todo es más fácil. Nos leemos en 2022, este año ha sido muy bueno, os dije que iban a pasar cositas y seguirán pasando. Confiemos en El Plan.
