Qué fácil suena y qué difícil es. En estos días de parón de selecciones, de sequía de partidos en Heliópolis y descanso, bendito descanso, para un equipo que lo necesitaba, las noticias en clave bética apuntan al mercado de fichajes. A estas alturas ya empiezan a vislumbrarse los planes de cara al año que viene. Los fichajes, las salidas, la rumorología sobre lo que quiere el club.
Es por eso que en este tiempo es fácil oír hablar mucho de Luiz Felipe, Luis Henrique y otros tantos futuribles sin oficialidad que llegarían al Real Betis 2022-23, y también de las mareantes ofertas que supuestamente llegan o llegarán por futbolistas como William Carvalho, Guido Rodríguez o Marc Bartra entre otros.
En estos tiempos es fácil encontrar comentarios sobre lo bueno que son los nuevos y el mucho dinero que deberían valer los nuestros. Uno de los que más suenan para salir es el mediocentro argentino y es común leer u oír comentarios como “no lo vendía por cuarenta millones”. Es tan común como normal. Al fin y al cabo, se trata de un futbolista de importancia capital en este Betis de Manuel Pellegrini. Sin embargo, cabría pensar en cuantas veces han venido a fichar jugadores por esa cantidad y valorar cómo podría invertirse ese dinero. También hubo un tiempo en el que se decía que no se debía vender por diez millones a Vadillo o entre 9-12 a Loren valiendo ahora infinitamente menos.
Y es que el bético, por norma general, tiene miedo de que le den gato por liebre. Miedo de vender a un futbolista con buen rendimiento y que llegue alguien que no de la talla con el consiguiente bajón del equipo. Llegados a este punto, con el trabajo realizado por el técnico chileno, el miedo es dar pasos atrás. Vender a un Joaquín en su punto más álgido y que llegue Odonkor. Ocurre algo parecido al pelear las competiciones. Cuando todo parece favorable, llega ese miedo a estropearlo. A caer y decepcionar. Son muchos años sufriendo algo parecido en ambos ámbitos y esa mentalidad ha calado en la afición. Bien. Desterrémosla de una vez.
El trabajo se está haciendo. Hay un director deportivo que se trajo por su cualificación para no tener miedo a vender y gastar el dinero en reforzar al equipo. Y toda una secretaría técnica detrás. No nos pongamos siempre en lo peor. También se perdió mucho con la salida de Lo Celso, es incuestionable, y llegó un tal Nabil Fekir para seguir deleitándonos con un fútbol de kilates. Debemos aceptar que los únicos equipos no vendedores son los grandes de cada país. Todos aquellos que están incluso en un segundo escalón, deben vender y utilizar esas ventas para continuar creciendo. Esta es la realidad a la que hay que saber enfrentarse y a la que el bético debe acostumbrarse, como debe hacerlo a competir por cosas grandes. Hagámoslo. Perder el miedo a perder es el primer paso para aprender a crecer.