Como todo lector de esta firma seguro que estabas esperando una opinión del partido del domingo, o como seguidor del fútbol murciano que soy que diera una opinión para conocer al rival del jueves. Pero en mi firma de esta semana quiero acordarme de la persona que me hizo sentir las 13 barras.
Esta noche la televisión será testigo de mis lágrimas de impotencia debidas a esta situación que me impide disfrutar en el campo de mi equipo tras 10 años sin venir a mi ciudad a jugar. Uun descenso administrativo del Real Murcia impidió que en 2014 pudiese ver al Betis, al que siempre he anhelado poder ver de visitante en mi ciudad y por la mala situación de los equipos murcianos nunca ha podido darse hasta hoy, que una pandemia me impide ir al estadio.
Aunque haya público, el ser persona de riesgo me hace quedarme en casa. Espero que el Betis haga memoria de aquellos que hicieron de mi y de otros exiliados que si estarán en la grada de la vieja condomina y de la cara por aquellos enfermos del verdiblanco que vivimos lejos de Heliopolis. Que no es lo mismo que un partido en casa, obviamente, pero es el campo en el que un Antonio que no sabía apenas andar empezó a comprender porque las camisetas verdiblancas hacían felices a sus mayores, el por qué él no iba de azulgrana o de blanco al colegio.
Querido Real Betis, bienvenido a mi casa, a las raíces de nuestro amor, a la felicidad de aquella tarde en este mismo escenario en el año 2003, y que ésto solo sirve para que tenga más ganas de pisar Tajo, de ver amigos, de entrar al estadio entonado y de disfrutar de lo que ésto nos ha quitado, sin mascarilla, sin distancia, con la cerveza volando a litros y un olor a pólvora asfixiante.
La vía más ilusionante para Europa, la lucha por hacer feliz a tu hinchada por tercera vez empieza donde todo empezó para nosotros. Eterna vieja Condomina en la que te sentí por primera vez y en la que voy a sentir más aún lo que te echo de menos. Nos vemos pronto, viejo amigo