La temporada 19-20 ha llegado a su fin. Alexis, Merino y el resto del cuerpo técnico interino que apadrinó al banquillo del Betis hasta la oficialidad de Manuel Pellegrini ha vuelto a sus quehaceres habituales tras dejar al equipo 15º, salvarlo por los pelos del descenso y amarrar una permanencia que durante varios tramos de la temporada -especialmente desde el derbi en el Pizjuán- no pareció verse demasiado clara por gran parte del beticismo.
Y es que cuando se tropieza tantas veces, la acción de apuntar con el índice a los culpables se convierte en una difícil misión cuando se consigue un nuevo -y poco sorprendente a estas alturas- fracaso. No seré yo quien defienda al consejo de administración que «lleva el barco» a día de hoy, ni mucho menos, pero tras la horrorosa temporada del Real Betis es necesario analizar lo ocurrido por partes, evitando hacer un análisis grosso modo que reste importancia a las tantas carencias y problemas que la plantilla y el juego del Betis han dejado ver durante los 38 encuentros que ha dado de sí esta peculiar y olvidable campaña.
Uno de los mayores escollos con los que el equipo ha tenido que lidiar este año ha sido el increíble bajón de nivel en la portería verdiblanca. Sin duda alguna. Y aunque para muchos esto haya sido una sorpresa, el fútbol ya nos venía avisando de que este año la portería iba a estar bajo la dura luz de los focos. Y no hablo de la salida de Pau, tampoco del fichaje de Dani Martín ni del paso adelante que se afirmó que daría Joel Robles para la ya terminada campaña, sino a esos pequeños detalles que nos dicen desde un inicio que algo no va a salir bien.
Y es que hay que recordar que Joel Robles fue expulsado por tarjeta roja directa en el choque inaugural de LaLiga Santander tras derribar al jugador del Valladolid Sandro fuera del área. Jaime Latre mandó a las duchas al cancerbero bético y era sólo el minuto 8 del primer partido de la temporada. En ese preciso instante, justo ahí, empezó un círculo vicioso que no dejaría de costarle puntos al Betis durante 37 jornadas más. Ojalá la cosa se hubiera quedado ahí, pero el siguiente encuentro frente al Barça terminó de pisotear la confianza en la portería bética tras el terrorífico partido del nuevo portero del Betis. Dos partidos de Liga y dos auténticos desastres. Quisimos refugiarnos bajo el oportuno y obvio hábito de no criticar a las primeras de cambio y dejar trabajar y adaptarse a ambos porteros a sus nuevos roles, pero lo que empezó como un voto de confianza terminó siendo una de las mayores decepciones bajo los tres palos desde el dúo argentino-danés de cuyo nombre no quiero acordarme.
Lo peor no ha sido «disfrutar» de semejante film de terror durante tantos encuentros, sino el nuevo frente abierto entre «palmeros» y «essigentes» que ha dado para mucho en RRSS durante todo el año futbolístico. Unos con el «dejen trabajar» hasta cuando la realidad está a un centímetro de sus ojos, otros centrando sus críticas en los porteros del Betis, cuando los verdaderos culpables del desastre bajo el larguero no han sido los que se visten de corto, sino los que perpretraron en verano esta increíble jugada tras la salida de Pau López a la AS Roma por mas de 20 millones de euros.
Agua pasá no mueve molinos, pero se antoja obligatorio tener memoria para no dejarse engañar de nuevo por palabras vacías, promesas y proyectos que no encajan desde antes de comenzar la temporada. Y es que en este fútbol moderno donde jamás ganaría un balón de oro un defensa central, la parte delantera de los equipos destaca por encima de cualquiera de las otras tres y se mira con inquina y desprecio a los técnicos que imprimen a sus equipos carácter y fundamentos defensivos por encima de cualquier otra cosa, la figura de un buen portero no tiene demasiada importancia, hasta que falta. Héroes o villanos. Y es que a falta de una bola de cristal que nos informe de cómo saldrá el Betis de este mercado de fichajes sólo nos queda estar atentos a los pequeños detalles y a esas señales que, como antes he apuntado, hacen de vidente.
Son varios los nombres que se manejan en Heliópolis y que han sido relacionados a lo largo de estos meses con el Betis. Rui Silva, Fernando Pacheco, Aitor Fernandez, Dmitrovic, Trapp… Esperemos que no se vuelva a descuidar la parte trasera del esquema, porque como se suele decir, un buen equipo se arma desde atrás. Que tras esta temporada no se le vuelva a olvidar a nadie.