Como decíamos ayer

Estas palabras se convirtieron en míticas al decirlas Fray Luis de León cuando volvió a dar cátedra. Posteriormente, Miguel de Unamuno rindió homenaje a éste repitiéndolas. Uno por fe y otro porque la Corona cedió su poder, estuvieron apartados del mundanal ruido y de la vida real, tal y como nos hemos encontrado durante tres meses por culpa de un maldito virus que tanto se ha llevado. Y es que, ahora que ha vuelto el deporte que tanto nos gusta, vemos que en esta “nueva normalidad” las cosas siguen igual en la Avenida de la Palmera. Y, como decíamos ayer, hace falta un cambio.

Tenemos que seguir teniendo fe en que la situación, en primer lugar social, y por la parte que nos toca en este escrito, también deportiva, va a mejorar. Del mismo modo, tenemos que seguir confiando en que la Corona de nuestras Trece Barras dejará de ceder su poder, aunque los que mandan estén empeñados en que no sea así.

Pero si hay algo que está claro, es que la situación actual del club no se puede sostener creyendo ni cediendo. Los resultados tras estos tres partidos reflejan lo que ya sabemos: desgana, pasividad, falta de ideas, de concentración y, por qué no, de actitud. Que no de aptitud, porque por plantilla deberíamos estar bastante más arriba. Quizá sea un proyecto a medio hacer que ha estado comandado por un técnico que claramente se vio superado. Y todo esto, respaldado por una directiva que empresarialmente bien, pero deportivamente mal.

Quizá la culpa no sea de Joaquín, ni de los streamings del Panda, ni de los entrenadores que estaban o estarán, ni de la falta de Don Lorenzo, ni de Haro y Catalán. Aunque también puede ser que la solución sea alguno de ellos. Quizá la culpa sea de una falta de identidad que tanto reclamamos y que tiene que ser lo primero que se recupere. Y aunque ahora ganemos en nuevas disciplinas como el League Of Legends, nos siguen faltando razones para decir eso que decíamos ayer. Eso de “Que viva Su Majestad el Real Betis Balompié”.