Si de algo entendemos los sevillanos es de lo que se cuece entre las ya perdidas murallas de nuestra ciudad. Y la sevillanía es algo tan grande como los cimientos de la Catedral. Sevillanía es ser una ciudad ejemplarizante durante el pasado año respetando el confinamiento pese a vivir en una perenne primavera mental. Sevillanía es que una cofradía no saque uno de sus pasos en Semana Santa para prestar su cuadrilla de costaleros a otra y que ésta no se quede sin salir. Sevillanía es que un cochero del Parque de María Luisa se aprenda de aquella manera la vida de Becquer para explicársela al guiri de turno al pasar junto a la glorieta. Sevillanía es que a la Esperanza de Triana le toquen Pasa la Macarena en Campana. Pero la sevillanía también es ir con la cara agachada al trabajo después de que tu equipo haya perdido la noche anterior.
Un sevillano o sevillana nace y su padre lo primero que hace es colocarle una camiseta del Real Betis o del Sevilla FC. La primera frase que un sevillano o sevillana aprende a decir es «Betis bueno, Sevilla caca» o viceversa. Un sevillano o sevillana sabe que el amor verdadero lo encontrará en una persona que sea de su mismo equipo y que una de las primeras preguntas que se hacen para conocer al otro es: ¿Y tu de que equipo eres? La sevillanía también es saludar a primera hora de la mañana a tu compañero sevillista con un «bon dia» aunque los catalanes te tengan frito; sevillanía es haber celebrado el gol de Piqué más que el de Juanmi el otro día al igual que un sevillista haber celebrado y cantado en su día el de Raúl García; sevillanía es exprimir a tope el ingenio popular para inventar el último y más exquisito chiste sobre la derrota de uno u otro equipo y que se ría hasta el que más rabiaba tras perder su equipo el partido; sevillanía es colocar sendos escudos de los equipos de la ciudad en el cartel de la Semana Santa 2021; sevillanía es ser del Betis y del equipo que juegue contra el Sevilla esa semana; sevillanía es ser sevillista, echar la quiniela y poner que el Betis pierde aunque juegue contra el Tamaraceite. La sevillanía es saber que puedes celebrar un gol en la cara de tu eterno rival a sabiendas de que en cualquier momento puede ser al contrario. Y no hay en el mundo mejor ejemplo del carpe diem y el memento mori.
Porque Sevilla es así y así lo entiende Sevilla. Una ciudad que es una y dos a la vez. Donde se puede ser capillita y completamente anti Feria. Donde la rivalidad existe hasta entre plazas de un mismo barrio. Donde se discute si el paso de tu cofradía anda mejor que el de la cofradía de tu amigo. Donde un matrimonio se retira la palabra durante 90 minutos. Donde dos amigos que hace años que no se ven pero siempre se mandan mensajes cuando pierde uno u otro equipo. Donde en una caseta se come mejor que en la otra aunque el cátering sea el mismo. Donde dos orillas se reflejan de igual manera en un mismo río pero son la noche y el día.
Sevilla es así y así lo lleva siendo muchos siglos. No tiene que venir nadie a explicarnos como ser o como actuar. Que la moda de ofenderse por todo no pueda con nuestra ingeniosa y elegante forma de ser rivales y hermanos.