El Real Betis dominaba el partido y era mejor sobre el césped del Villamarín hasta que en la celebración del empate de Fekir el palo de una bandera se cargó el espectáculo que se estaba viviendo en Heliópolis.
Y quizás por eso duela más. Porque el Betis estaba siendo mucho mejor, porque acababa de empatar con uno de los mejores goles de la historia de LaLiga y probablemente el mejor que se ha marcado en un derbi. Porque, por una vez, el Sevilla no estaba cómodo por el planteamiento de Pellegrini, de una presión alta e intensa en la recuperación y las bajas lo estaban mermando psicológicamente. Y porque, por consecuencia, el Betis ha pedido una oportunidad de oro para volver a ganar un derbi.
Los números lo dicen todo. Más tiros a puerta, más disparos, más ocasiones, más posesión y más llegada. El Betis estaba siendo mejor y pudo adelantarse pronto, cuando un cabezazo de Pezzella al saque de un córner repele en el palo y Edgar, de chileno en el área pequeña, ve como la pelota la saca casi de milagro Gudelj cuando se colaba. El partido estaba en un pañuelo. El Betis, mucho más cómodo, tocaba con más criterio, aunque el dominio inicial fuera sevillista, que en su primer y único tiro a puerta logró llevarse el gato al agua. Error de Alex Moreno en el pase a Juanmi, la pelota se la queda Oliver Torres que la pone al balcón del área y el Papu Gómez la engancha con la diestra para hacer imposible la estirada de Rui Silva.
Demasiado premio para el siempre rácano Sevilla y demasiado castigo para un Betis que no se amilanó, aunque le costó un poco volver a tomarle el pulso al partido y generar llegadas. Hasta que llegó el empate en una genialidad solo a la altura de los más grandes. Gol olímpico de Fekir, ve al portero Alfonso fuera de sitio y se le cuela por la escuadra en un gol antológico y que desgraciadamente quedó eclipsado por el lamentable hecho que acabó con la suspensión del encuentro.
Esta tarde, partido cmpletamente nuevo. Sin público, con la inercia perdida y con el Sevilla pudiendo recuperar efectivos. Pase lo que pase, y pase quién pase, todo habrá sido muy condicionado.