Avalancha, pero «controlada». Avalancha, pero positiva. Avalancha, pero de buenos resultados y aún mejor fútbol. Últimamente, el Real Betis desprende una sensación pocas veces vista por la parroquia verdiblanca. No se trata exclusivamente de la confianza que muestra el equipo de cara a un posible triunfo, que también, sino la capacidad de y para golear por una diferencia mayor de lo que ya lo hace. De 4 en 4 y el conjunto de las trece barras gana porque le toca (y lo merece). No es poco trabajo para los obreros del Ingeniero tener que afrontar el Plan 2.0 de Manuel Pellegrini, pero es que estos lo hacen con una destreza, «facilidad» y soltura que el chileno se está planteando expandir las dimensiones del proyecto. Ampliar fronteras. Los cimientos del Plan cada vez son más sólidos y quienes lo ejecutan están cada vez más compenetrados. El Real Betis es una máquina de jugar a ese deporte que su propio nombre indica. Los jugadores béticos juegan de memoria, al primer toque y a una velocidad vertiginosa. Irradian una confianza que ha dejado perpleja hasta a sus propios aficionados. Y es que no es para menos.
Pero no es la primera vez que el aficionado verdiblanco ve este partido. Tal y como ya ocurrió ante el Levante UD, los pupilos de Manuel Pellegrini le dieron la vuelta a un encuentro que se había puesto algo cuesta arriba demasiado pronto. En aquella ocasión fue en el Benito Villamarín. Esta, en el RCD Stadium. Aún así, el conjunto de Heliópolis no entiende de lamentaciones ni resultados adversos. Al Real Betis de Manuel Pellegrini le van más las remontadas. Igual un plano estaba mal diseñado, las andamios se han venido abajo o alguien asfaltó por donde no había que hacerlo. Da igual. El equipo de trabajo del Ingeniero se ve capaz de remontar casi cualquier situación. Y, casi igual de importante, la parroquia bética cree tanto como los propios futbolistas en la remontada. Pasó ante los granotas y volvió a ocurrir frente al RCD Espanyol, un 1-0 (o 0-1) en contra es, para el cuadro de las trece barras, un 0-0. ¿Qué es una derrota momentánea para un equipo que tiene 75 minutos por delante y a Guido Rodríguez, William Carvalho, Nabil Fekir, Sergio Canales, Juanmi y Borja Iglesias sobre el terreno de juego? Pues nada que perder y mucho que ganar.
El Plan del Ingeniero va viento en popa. Todo marcha según lo previsto e incluso por encima de las expectativas. De ahí que el aficionado de las trece barras tenga el derecho, y casi la obligación, de sacar pecho, disfrutar y soñar de su equipo como (casi) nunca lo ha hecho. Porque si los seguidores del Real Betis no gozan ahora, ¿cuándo lo van a hacer? Vendrán mal dadas, la maquinaria se parará, habrá peones que se ausentarán de las jornadas laborales y muchas tareas del Plan 2.0 se quedarán sin hacer. Ese será entonces el momento en el que Manuel Pellegrini pondrá todo el trabajo realizado encima de la mesa de las oficinas verdiblancas de cara a recuperar a sus trabajadores para la causa. Pero en ese momento, no otro. Y es que si hay muchos que ya se preguntan, y con bastante seriedad, si este es el mejor Real Betis de la historia, debe ser por algo. La «Semana Fantástica» del cuadro bético culmina de la mejor manera posible. Todo gracias, única y exclusivamente, a un equipo que desprende unión, fuerza y ambición. Y fútbol, mucho fútbol.