Tras la victoria en Vallecas que encarrila el pase a la final de la Copa, el Betis de Pellegrini buscaba volver a la senda de la victorias en liga en su visita al Ciutat de Valencia. En busca de ese objetivo, Pellegrini comenzaba con Rui Silva bajo palos; Álex, Bartra, Pezzella y Bellerín atrás; Edgar en el pivote junto a William y el trío atacante Tello, Fekir y Rodri escoltando a Borja Iglesias.
En el césped del Ciutat se enfrentaron dos planteamientos completamente opuestos: el Betis tenía la intención de plantarse en campo rival para comenzar su ataque posicional, imponer un ritmo bajo y presionar tras pérdida mientras que los granotas optaron por defender en campo propio, en pocos metros e intentar contragolpear tras el robo. La realidad es que ambos conjuntos lograron llevar a cabo sus planteamientos, pero la diferencia del acierto en las áreas fue abismal. Con muy poco el conjunto del Ingeniero logró el 0-3 mientras que los de Lisci se proyectaban en ataque, transitaban, encontraban el remate… pero no llegaban al gol.
En la segunda parte, y después del 2-3, emerge la figura de Nabil Fekir. Él decidió el partido: marcó la diferencia. Comenzó con una obra de arte a balón parado y continuó dominando el enfrentamiento. Asociándose con sus compañeros, provocando faltas y apareciendo en todas las zonas del campo permitió a su equipo controlar el ritmo del partido a diferencia de la primera parte y gestionar la ventaja a las mil maravillas.
Sufrió en área propia, en transición no estuvo cómodo y en varios tramos perdió el control, pero tuvo la suficiente pegada en campo rival para ponerse por delante. Nabil Fekir se ocupó de asegurar la victoria para los de Heliópolis.