La Contracrónica del Zenit de San Petersburgo-Real Betis (2021/2022)
Por Pablo Montaño
La misma sensación que ante el Levante UD. La de un equipo que marca (casi) cuando quiere pero que, de un momento para otro, pierde el control de los partidos. O más que perderlo, lo regala. Y es que el Real Betis de Manuel Pellegrini ha desarrollado una capacidad goleadora que, en estos momentos, no está a la altura de ningún equipo de las cinco grandes ligas europeas. De ninguno, y lo dicen los datos. Un ‘superpoder’ para perforar las porterías rivales que, en los dos últimos partidos, han terminado «lastrando» unos inicios ciclónicos del cuadro verdiblanco. El trabajo de la cuadrilla del Ingeniero está tan automatizado y es tan efectivo que puede llevar a pensar tanto a los propios obreros béticos como a quienes ven (y disfrutan) el desarrollo de la obra que las tareas encomendadas por el Ingeniero ya están terminadas. Y no. Nunca se le podrá poner un «pero» a golear. Bendito el momento en el que el cuadro de las trece barras empezó a presumir de tener hasta 3 arietes enrrachados de cara a portería. Pero el problema reside en la relajación.
Ni contra el cuadro granota ni frente al Zenit de San Petersburgo se pueden achacar los goles encajados a errores defensivos. Más allá de las cuestionables actuaciones de Rui Silva en el Ciutat de Valencia o Youssouf Sabaly en territorio ruso, no se vislumbran fallos groseros de marcas, rechaces o faltas de concentración en ninguno de los partidos. No hay malas actuaciones, sino desconexiones «fáciles» de comprender pero difíciles de compartir. 0-3 ante el Levante UD en 42 minutos y 0-2 ante los de Serguéi Semak en 18′. Cuando eres capaz de hacer esto, ¿cómo y por qué no te vas a «relajar»? Los peones del Ingeniero no se marchan de sus puestos de trabajo. Ni siquiera hacen un alto en el camino para abrir las fiambreras antes de tiempo. Simplemente, se les escapa un bostezo propio de la prontitud, y casi anticipación, con la que han desempeñado su labor. La misma relajación que les hace despertar como un resorte cuando ven que se les ha echado el tiempo encima y se ponen nuevamente manos a la obra para, otra vez, culminar las tareas en hora.
Porque eso sí, menuda virtud la de ganar. Y ganar, ganar y ganar. Ya sea en LaLiga, Copa del Rey o Europa League. Manuel Pellegrini ha desarrollado con el Plan 2.0 una capacidad demoledora para cosechar triunfo tras triunfo. Hasta el punto de que sea «lo normal». Cuando el bético, pasados los meses, eche la vista atrás, entonces será verdaderamente consciente de lo que están haciendo los pupilos del Ingeniero. Que suene el despertador, enfundarse el mono de trabajo, llegar a la oficina correspondiente y que a partir de ahí todo sea picar, trabajar y que, al final de la jornada, el Ingeniero vuelva a darte la ‘palmadita’ en la espalda por el trabajo bien hecho. Porque en el Real Betis de Manuel Pellegrini la victoria se ha convertido en algo rutinario. Más allá de haber ganado en 8 de los 11 partidos disputados en 2022, el conjunto de las trece barras ha conseguido que vencer a un equipo que viene de la Champions League en su casa, visto lo sucedido en el primer tramo del encuentro, sepa a insuficiente. Porque menuda rutina esa la de ganar.
