El Eintracht de Frankfurt es un conjunto tan irregular como imprevisible. Pese a estas dificultades para encontrar la regularidad, el conjunto de Olivier Glasner encadena tres victorias consecutivas: dos en la Bundesliga y la ventaja obtenida en la ida de los octavos de Europa League en el Benito Villamarín la pasada semana. Habitualmente parte desde la defensa de tres con dos carrileros muy profundos, dos pivotes por detrás de dos mediapuntas y un delantero centro. Kostic, Trapp y Santos Borré son los nombres más reconocibles del equipo alemán.
Es un bloque que disfruta en el caos, en el desorden táctico. Prefiere imponer un ritmo alto, busca el ida y vuelta y está cómodo en el intercambio de golpes. Al Eintracht no le incomoda que su rival lleve la iniciativa; defiende en bloque medio y es realmente vertical tras robo. Tiene velocidad para contragolpear y es un equipo acostumbrado físicamente a ese estilo de partidos.
En el partido de ida el conjunto alemán logró imponer el ritmo que deseaba, encontró el ida y vuelta y pudo golear a un desentonado Betis en la segunda mitad, donde Claudio Bravo apareció para sostener al conjunto verdiblanco. Debe controlar el ritmo mediante sus futbolistas de mayor calidad para no desorganizarse y mantenerse compacto en todo momento. Remontar no será una tarea fácil, pero el Eintracht dejó vivo en la ida a su oponente y los del Ingeniero son capaces de mostrar una versión colectiva lo suficientemente completa como para encontrar el resultado favorable.