Derrota totalmente merecida del Real Betis en el RCD Stadium ante un RCD Espanyol que tuvo delante un partido demasiado fácil: sin incordios en defensa y al que le bastó un solitario gol antes del descanso para ganar. Los de Pellegrini se sumergen en una crisis de juego y sensaciones alarmante.
No hay manera. Al Betis se le ha olvidado competir o no le dan las piernas para más. Hoy no se pareció a un equipo que fuera a ganar un partido hasta el minuto 80. Y ni por esas. Lento, previsible, errático y lejos de acercarse a generar alguna ocasión de gol. En el RCD Stadium, el Betis apático de los últimos meses dio su mejor versión. Presentando muy poca batalla a un Espanyol que necesitó de muy muy poco para ganar, vendiendo muy barata la derrota y sin crear nada de peligro. Horrible, sin lugar a dudas.
Serán las bajas o el peso de un calendario que ya pesa en las piernas, pero a este Betis le falta el colmillo y la garra que presentaba en otras ocasiones. Así como inteligencia en el juego. En toda la primera parte el equipo se empeñaba en atacar por la banda izquierda, donde solo estaban un Abner todavía muy timorato y un Guardado que no es un extremo ni se le parece. El Espanyol, con las ideas mucho más claras, avisó un par de veces antes de dar con el gol. Primero estrellando un remate de cabeza en el larguero, y después encontrándose Braithwite con la rápida salida de Bravo a tapar el centro raso desde la banda. El Betis no estaba del todo mal, con posesiones más largas que su rival, pero sin nada de peligro. Solo un cabezazo tímido de Borja Iglesias al centro de Ruibal y que se encontró con la manopla del portero perico.
Pero antes del descanso, la pérdida en salida entre Carvalho y Guido provoca la rápida salida del Espanyol, y el centro desde la banda esta vez sí encuentra rematador, y el danés Braithwite solo tiene que empujarla. El Betis se aliaba con la justicia del futbol para regalar el gol a su rival cuando más metido estaba en el partido, y con el consiguiente golpe moral por el minuto en el que fue.
Tras el descanso, el Betis fue un quiero y no puedo. Pellegrini tardó demasiado en mover el banquillo y el cambio de Rodri por Guido le vino bien para ir encerrando poco a poco al Espanyol, pero los verdiblancos se dejaban espacios y huecos en defensa impropios de la categoría y por uno de ellos llegaría el segundo de los locales, pero incomprensiblemente González Fuertes vio falta de Puado en la pugna con Ruibal y quedó anulado, eso sí, antes de que acabara entrando la pelota dentro. Esa vida extra pareció espabilar al Betis, pero este seguía siendo incapaz de asustar a la defensa perica. Horrible en el balón parado, con un Canales impropio por su calidad. Joaquín, Willian José y Miranda entraron en el 80, con el Espanyol, ahora sí, totalmente hundido en su área. Pero tampoco. Hoy no era el día.
Ni enterándose de que tenía que ir a ganar el Betis fue capaz ni de generar media ocasión a un rival que lo tuvo demasiado sencillo, ante un equipo previsible, lento, sin inspiración y sin otro plan que el de intentar e intentar una y otra vez la misma jugada por la misma banda.
El Betis se queda sin ganar, sin marcar y echando tierra a esta particular cuesta de enero. Es la primera derrota en 2023 tras el empate ante el Athletic y la victoria en Vallecas, pero al que se le pone un color gris preocupante. Y menos mal que no hay que jugar entre semana.
