Joaquín Sánchez no podrá superar el récord de Andoni Zubizarreta como jugador con más partidos en la historia de La Liga. El gaditano podría llegar a jugar como máximo 622 encuentros ligueros si disputa los cinco que quedan de temporada, lo que le solo le daría la posibilidad de igualar la marca.
Es totalmente envidiable. La ambición del jugador criado en el Puerto de Santa María es, sin duda, un gran ejemplo para todos los nuevos futbolistas que debutan como profesionales en sus respectivas ligas. A sus 41 años de edad, quiere seguir jugándolo todo para hacer crecer un legado y una leyenda que quedará para siempre en la memoria de todos los amantes del deporte rey.
La oportunidad de conseguir el hito se le pasó en el partido que disputaron Athletic y Betis ayer en San Mamés, para el que Joaquín forzó hasta el final para estar; la inesperada lesión de su compañero, Andrés Guardado, mientras el 17 bético calentaba hizo que Manuel Pellegrini tuviera que gastar su última ventana de cambios y meter a Abner Vinicius recolocando al equipo como pudo en un momento en el que se exigía máxima concentración y rendimiento por parte de todos.
Más allá de conseguir o no récords, Joaquín Sánchez se llevará el reconocimiento por su carrera deportiva vaya a donde vaya; si el pasado fin de semana todo el Camp Nou se puso en pie cuando entró al campo, en esta jornada intersemanal el Athletic le hizo entrega de una placa conmemorativa por su brillante trayectoria futbolística. El portuense dejó huella como uno de los más grandes de este siglo en el deporte español, no solo por sus logros, sino por lo que transmite también fuera del campo; alegría y humildad son los pilares fundamentales de su vida, modelo para todo el mundo como persona y para todos los deportistas como profesional.