Que perder contra el Barça es lo lógico está claro, pero al menos no dando esa sensación de fragilidad como la que el Real Betis ha mostrado sobre el verde del Camp Nou. Horrible en defensa, muy mal con la pelota y sin orden táctico a la hora de presionar o de estar, simplemente, posicionado en el campo.
El Barça fue más y mejor, desbordó como quiso y a los diez minutos de partidos ya había perdonado dos ocasiones clarísimas que no entraron por milímetros. Eso sí, el Betis también tuvo otras dos acciones donde el gol no llegó de milagro. Primero en una entrada por banda de Alex Moreno que Busquets corta y casi la cuela en su portería y la segunda en un remate de William Carvalho de córner que Ter Stegen desvió de manera magistral. Pero el Betis propuso un partido que era un suicidio: demasiado correcalles, demasiado exponerse en defensa y demasiadas facilidades para un Barça que necesitó muy poco para generar peligro. Y Dembelé acabó acertando en una jugada en solitario donde rompe a Alex Moreno y de un zurdazo poderoso la clava en la portería imposible para Claudio Bravo. El Betis se desconectó del partido y a punto estuvo de pagarlo, pues Mandi hizo la primera torpeza de la tarde con un penalti absurdo sobre Ansu Fati. Menos mal que Griezzman no tuvo el día y Bravo se lo acabó sacando. Y cuando menos parecía que el Betis podía generar peligro, después de muchos minutos muy buenos del Barça, un contragolpe acaba con el empate. Jugada milagrosa de principio a fin, por el ritmo de la jugada y de la bajada de la defensa. Después, con el pase de Tello que toca en Sergi Roberto, casi la despeja Piqué de espuela, Canales no llega a rematar, Lenglet tampoco y Sanabria aparece por detrás para empalarla y empatar el partido casi con el tiempo cumplido. Milagroso fue. Un espejismo.
Tras el descanso, Messi al verde. Y se jugó a lo que quiso. El Betis se asustó como el que tiene delante un miura y tres minutos aguantó. Jugada de Jordi Alba, pase raso al área, Messi la deja pasar cuando todos esperaban que controlara o chutara y el balón le cae a Griezzman para que a puerta vacía marcara el segundo y volviera a poner al Barça por delante. Golazo, de esas jugadas que solo Messi ve y tiene en su cabeza. El partido se acabó. El Betis era un muñeco en manos del Barça que se movía al ritmo de Messi. Para colmo, a la hora de partido, otra desconexión en defensa para que Mandi acabe sacando un balón bajo el larguero y se revise la jugada en el VAR, pues el colegiado no lo vio de primeras. En la repetición se ve como Mandi evita el gol con el codo aunque lo mueve para pegarlo al cuerpo, pero demasiado fácil para el árbitro que no tuvo dudas y expulsó al argelino. Con uno menos y Messi mandando el balón desde el punto de penaltis a donde sale las telarañas. Y demasiado partido por delante.
El resto del partido fue un mero trámite. El Barça no marcó dos, tres o cinco goles más por caídas en fuera de juego o por ocasiones al limbo, pero la defensa bética hacía aguas y solo podía mirar con resignación al reloj y ver lo lento del paso del tiempo. Loren alimentó las esperanzas marcando el 3-2 en una gran jugada de Álex Moreno por banda, lo único salvable de la tarde. El marbellí, que acababa de entrar, celebró con rabia el gol, aunque no sirvió de nada. Con uno menos el Betis no tuvo apenas más opciones que intentar salir con la pelota, tener la personalidad suficiente para no borrarse del partido e intentar seguir compitiendo aunque eso no le salga. Messi hizo su doblete en el mano a mano con Bravo y con polémica, pues el VAR dio por válido el gol sin pensarlo demasiado y estando el argentino en fuera de juego. Pedri fue el encargado de hacer el quinto ya en el 90’ y minutos después del debut de Rodri con el Betis en Primera.
El Betis vuelve a caer goleado en el Camp Nou y tira por tierra todas las ilusiones de ver al equipo competirle al Barça. Se equivocó Pellegrini con el planteamiento y lo acabó pagando. Ahora, dos semanas para la reflexión y la crítica a más de uno. Alomejor Fekir no es tan sustituible.