El Sevilla FC de Julen Lopetegui es un equipo súper competitivo. Partiendo desde el 4-3-3, sitúa en el césped un pivote posicional (Fernando) escoltando a un interior de rol creativo que tiende a pisar la base de la jugada (Rakitic) y a otro interior con más físico y llegada (Joan Jordán). Arriba, suele contar con un extremo puro en izquierda (Ocampos), un extremo con mayor tendencia a pisar zona interior (Suso) y un delantero centro referencia (De Jong) o con capacidad para correr al espacio (En-Nesyri).
Con el esférico, el Sevilla es un equipo que opta por la salida desde atrás. Uno de los interiores ocupa posición de central con el fin de otorgarle altura a los laterales, dándole protagonismo de esta forma a sus mejores armas. A pesar de ello, está teniendo dificultades para superar presiones dado el bajo rendimiento de Rakitic. En ataque posicional, posee gran dependencia de sus bandas, sobrecarga mucho el juego por el carril exterior, pese a no cargar el área con muchos efectivos.
En fase defensiva, es uno de los mejores conjuntos de LaLiga: un bloque sólido, intenso y coordinado en todos sus movimientos. Tiene la capacidad de presionar en bloque alto por las cualidades físicas de sus futbolistas. Además, tiene la libertad de dejar a sus centrales emparejados con los puntas rivales por la enorme capacidad de Koundé y Diego Carlos para ganar duelos lejos de su portería. Asimismo, es un bloque capacitado para defender de forma posicional, en bloque bajo. Sus centrales dominan el área.
El equipo de Julen Lopetegui se define por un concepto: competir. Puede jugar mejor o peor, ser superior o inferior, pero compite siempre. Es un conjunto muy fuerte física y psicológicamente. Ser superior al Sevilla es difícil, ganarle es una tarea mucho más complicada. O por lo menos eso ha demostrado en LaLiga.