El rotundo cambio por parte del rendimiento del Celta de Vigo está marcado por la llegada de Eduardo Coudet al conjunto celtarra. Ha conseguido cambiarle la mentalidad a los suyos. Ha pasado a ser un equipo alegre, solidario en los esfuerzos y ambicioso. Un giro de tuerca a lo que veníamos viendo en los últimos años. Partiendo desde el 4-1-3-2, un esquema novedoso y peculiar, los del «Chacho» proponen un fútbol ofensivo, con muchos futbolistas por delante del balón y con Renato Tapia como principal sostén del esquema.
En fase ofensiva, el equipo de Coudet es un equipo muy alegre, dinámico y vertical. Sitúa muchos futbolistas por delante del balón constantemente en movimiento para recibir en diferentes alturas. Posee muchos futbolistas de un perfil técnico, finos en la asociación y que suelen pisar pasillos interiores para asociarse con los jugadores de un perfil más agresivo al espacio e incisivos por los carriles exteriores.
Sin el esférico, el RC Celta ha pasado de ser un equipo que defendía su área a, con la llegada de Coudet, ser un conjunto que defiende hacia adelante, que busca la presión en campo contrario asumiendo muchos riesgos y dejando metros a la espalda de la defensa. Asimismo, gracias al cambio de mentalidad conseguido por el argentino, es un conjunto mucho más solidario en los esfuerzos y que trabaja más cuando no tiene la pelota. En parte, porque necesita del esférico para disfrutar de su mejor versión.
La llegada del «Chacho» ha supuesto un cambio absoluto. No obstante, tras la baja de Iago Aspas, es un equipo al que le cuesta mucho más competir.