La Contracrónica del Real Betis-Real Sociedad (2020/2021)
Por Pablo Montaño
Lo que el ojo no ve, el corazón lo siente. La niebla quiso empañar la tercera remontada consecutiva del Real Betis, pero no pudo. ¿Por dónde empezar entonces a hablar del partido más loco e infartante de la temporada bética? Pues, como fue feliz, por el final. Más de un aficionado bético habría pensado que le estaban tomando el pelo si unos días atrás le hubieran dicho que el quinto y sexto gol de Borja Iglesias con la camiseta verdiblanca –en más de temporada y media– clasificaría al cuadro de las trece barras para los cuartos de final de la Copa del Rey. Pero como el torneo del K.O., y el fútbol en general, no entienden de convencionalismos, la hazaña de los heliopolitanos fue posible. De ahí lo bonito de este deporte. De ahí lo bonito de animar (y sufrir) al Real Betis Balompié.
Los pupilos de Manuel Pellegrini supieron convertir la soberbia expuesta en rueda de prensa por Imanol Alguacil, técnico de la Real Sociedad, en motivación. Los de la Palmera, como en el último encuentro liguero, volvieron a empezar perdiendo contra los txuri-urdines. Pero esta vez no fueron capaces de igualarlo, sino de remontarlo en la prórroga. Tras ver como, con un jugador más, Tonny Sanabria se borraba del partido y toda la ilusión copera parecía desmoronarse, los héroes del partido entraron en escena. ¿El primero de ellos? El de siempre. El que lleva el ’10’ a la espalda. Un tal Sergio Canales. El autor de un gol que nadie vio pero todo el beticismo celebró. Pero el segundo, y si cabe más importante, fue un protagonista un tanto inesperado.
En caso de haber estado Loren Morón a disposición del técnico chileno, ¿habría tenido minutos Borja Iglesias ante la Real Sociedad? Nadie lo sabrá nunca. Lo único que recordarán los aficionados béticos es que el primer doblete del Panda con las trece barras llegó cuando más falta hacía. Cuanto más lo necesitaban tanto él como el equipo. Muchos son los partidos en los que el ‘9’ del Real Betis tiene que ver portería para volver a recuperar algo de la confianza perdida por parte de los aficionados verdiblancos, por eso no es momento de lanzar las campanas al vuelo y sí de bajar balones –si no que le pregunten al propio Borja– al suelo. Pero este leve atisbo de esperanza puede ser el punto de inflexión en la carrera del gallego, ese que tantos meses llevan esperando jugador y beticismo.
«Le dije a los jugadores que por cada asiento vacío había una familia detrás del equipo», confiesa Manuel Pellegrini haberle dicho a sus pupilos. Y es que un equipo que lucha y se esfuerza hasta el último minuto es un equipo que, gane o pierda, enamora a sus aficionados. Y eso, con Sergio Canales en la base de la jugada deleitándonos con su magia en cada partido, Diego Lainez de titular –y sin perder ninguno de los 7 partidos en los que el mexicano salió de inicio–, sacando la mejor versión de Víctor Ruiz e incluso consiguiendo que Joel Robles (a pesar de seguir recibiendo goles casi en todos los primeros tiros que recibe) pare, es lo que está consiguiendo el entrenador chileno del Real Betis. Las dinámicas positivas solo traen cosas positivas y el cuadro de Heliópolis está en el camino de seguir dándole alegrías a sus aficionados.
A pesar de la niebla, el bético vio, sintió y disfrutó con su equipo. Una sensación, un pellizco, que hacía muchos (demasiados) meses que el conjunto de las trece barras no despertaba entre los suyos. Motivos tienen los aficionados para ilusionarse y motivos tiene el Real Betis para no querer que el 2021, o al menos el mes de enero, se termine. Las derrotas, críticas y enfados llegarán, pero haber plantado la semilla de la inconformidad y el esfuerzo es el primer paso para que la racha de 6 partidos sin conocer la derrota no sea más que otro récord a batir. Muchos se verán reflejados en la capitanía de Sergio Canales, otros tantos en el desparpajo y valentía de los canteranos Rodri Sánchez y Paul Akouokou, pero la del martes 26 de enero es una noche para quedarse con las lágrimas de Borja Iglesias. Las lágrimas de la liberación.