Si hace apenas unos días en la crónica de la derrota en San Mamés hablábamos de que en el mundo del deporte el aspecto psicológico era fundamental, hoy podemos volver a comentarlo. Esta vez poniendo como ejemplo el partido del Real Betis, que le ha servido para ganar después de muchas jornadas. El solitario gol de Bartra fue bastante para doblegar aun RCD Espanyol demasiado temeroso y acomplejado ante los verdiblancos. El Betis gano hoy, y como curiosidad, gozó de menos ocasiones claras que ante el Athletic Club.
Y solo hizo falta que el balón echara a rodar para que uno se diera cuenta de que algo había cambiado. La presión al sprint de Borja Iglesias, Fekir y Canales para obligar a rifarla a los centrales visitantes y que la pelota acabe en los pies de Joel Robles. Cambio en el banquillo y equipo nuevo. Trío de centrales que dio empaque y sobre todo confianza a cada uno de ellos, más acostumbrados a ese esquema que al lío de Edgar en posición de líbero. Incluso, ganando más con el pivote defensivo. Un Guido Rodríguez que hizo su mejor partido y presentó galones para ganarse la titularidad. El mexicano, ya completamente adaptado, desplegó físico, juego en salida de balón y movimiento a un centro del campo que hasta entonces había sido estático.
Pese a la superioridad del Betis ante un Espanyol temeroso y metido atrás, más intensidad que orden táctico. Los de Alexis pagaron la herencia del poco trabajo táctico de Rubi y por partes del encuentro corrieron como pollo sin cabeza, apostando por un juego rápido y de soluciones fáciles. Nada de arriesgar atrás y complicarse la vida. Los carriles de Emerson y Pedraza fueron una bendición para los suyos. Canales volvía a ser Canales, más participativo y cerca de la pelota por todo el campo. El luner fue Fekir. Muy perdido.
El cero a cero al descanso era lo más justo. El Betis apenas inquietó a Diego López y en la segunda parte, coincidiendo con la llegada de Fekir, los verdiblancos mejoraron y comenzaron a gozar de ocasiones. El gol llegó de un córner. Jugada a balón parado que remata Bartra anteponiéndose a los centrales y alojando la pelota en la portería. La justicia apareció en el marcador del Villamarín, pero la mejor noticia llegó precisamente tras el gol. El Betis no se metió atrás, no dejó la responsabilidad en el Espanyol. Si no que siguió presionando cada salida desde atrás de los Pericos y teniendo la posesión, moviendo la pelota con criterio y apoyándose en un Fekir que cada vez era más participativo. El detalles que es que los cambios en el Betis no llegaron hasta más que superada la hora de encuentro. Alexis estuvo certero: William Carvalho por Fekir y Loren por Borja. Un cambio que amarró el centro del campo pese a que la gasolina se iba acabando en el Betis y el Espanyol dio el lógico paso al frente.
El milagro llegó rozando el descuento cuando un horrible repliegue del Betis tras un córner propicia la contra del Espanyol. El pase de la muerte deja a Wu Lei con la portería vacía en el área pequeña, pero la psicología del fútbol habla de la desconfianza y la presión que siente el delantero que ve a su equipo contra las cuerdas, camino del descenso. Wu Lei, yerra y Joel Robles llega para meter la mano y obrar el milagro. Se apareció la Virgen.
De ahí hasta el final, el Betis lo pasó mal porque no puede ser de otra manera. Más por el lento discurrir del tiempo que por las llegadas de un Espanyol que ya jugaba a lo que saliera. Alexis esperó al descuento para sus dos últimos cambios dando entrada a Aleñá y Alex Moreno. El partido, tras casi dos minutos más de alargue sobre el añadido establecido, terminó y los tres puntos se quedaron en casa.
Con actitud y trabajo el Betis vuelve a sumar de tres en uno de los partidos más serios de la temporada, o al menos en uno en los que más sacrificio se vio en todos y cada uno de los que participaron. Así es mucho más sencillo ganar. No era yan difícil.
