Tras el empate en Son Moix, el Betis de Pellegrini recibía al Cádiz de Álvaro Cervera con la intención de lograr los tres primeros puntos de la temporada. Partían los de Heliópolis en 4-2-3-1 con Andrés Guardado junto a Sergio Canales, Rodri con Juanmi en el carril exterior y Nabil Fekir enganchando detrás de Borja Iglesias.
Ante un rival que defendía en tan pocos metros y tan cerca de Ledesma, el Betis se veía obligado a arriesgar en ataque posicional, corriendo riesgos en zonas sensibles con el fin de desordenar a los cadistas. Tuvo tramos en los que sus posesiones fueron realmente dañinas juntando a Nabil Fekir y a Rodri Sánchez en derecha. Ambos comprendieron qué espacios ocupar y estuvieron muy finos en el último tercio. El francés fue el líder del equipo; viniendo a recibir, superando rivales en 1vs1, conduciendo, generando situaciones claras… pero estuvo prácticamente sólo. Nadie le acompañó. Y además los verdiblancos estuvieron imprecisos en área contraria. De ahí, que a pesar de todo lo que Fekir produjo, ninguna acción se convirtiera en gol.
¿Dónde estuvieron los problemas del Betis? En las posesiones que no fructificaron. En algunos tramos los verdiblancos no lograron encontrar a Fekir, no repartieron bien los espacios, no tuvieron apoyos… y perdió la posesión en zonas muy sensibles. En transición, el Cádiz es uno de los mejores equipos de la categoría. Si a esto le sumas que Víctor, Edgar y Montoya sufren muchísimo a campo abierto se convirtió en un gran problema. Los gaditanos generaron ocasiones claras a raíz de estos contragolpes. Los de Pellegrini se vieron obligados a correr hacia su portería en repetidas ocasiones por esos balones perdidos, lo que también produjo fatiga de cara al tramo final del partido, donde no tuvo oxígeno para un arréon final.
No estuvo contundente atrás y no fue determinante en área contraria, lo que no convirtió la actuación estelar de Nabil Fekir en tres puntos. Refuerzos necesarios en varias zonas del campo.