El Betis se dejó anoche algo más que los puntos en un encuentro que no tuvo ninguna subsanación de los errores cometidos en la visita a Bilbao de la jornada anterior. Frente al Eibar vimos a un equipo perdido no solo en lo técnico-táctico, sino que además dejó que desear en cuanto actitud, implicación e intensidad.
Mendilibar se dedicó a mantener una presión agresiva y bastante alta durante la mayoría del encuentro para bloquear la salida de balón verdiblanca. El recurso al balón en largo sobre Sanabria no fue efectivo, y más si Fekir siempre tenía una doble marca en el centro del campo cuando venía a recibir. Las bandas bien cubiertas con hasta tres jugadores realizando ayudas defensivas, y en ataque, el objetivo era jugar en largo y al espacio para que Bryan Gil e Inui pudiesen empezar el juego ya en campo rival.
Si a todo este buen hacer del equipo vasco le sumamos la autodestrucción del Betis, tanto en ataque como en defensa, tenemos lo que vimos anoche: el equipo más goleado en lo que llevamos de campeonato, a dos puntos de posiciones de descenso y que lleva sólo 3 puntos de 18 disputados en las últimas seis jornadas.
Errores continuos en salida de balón, incapacidad para dar un pase horizontal con sentido que rompa líneas de presión y haga recular al rival. Incapaz de hacer un cambio de orientación con sentido y precisión. Continuos balones divididos perdidos en disputas con los jugadores eibarreses que hacían prever una pérdida de confianza y escasa aportación de competitividad de los jugadores verdiblancos.
Ya avisó el conjunto vasco en la primera mitad, y el VAR anuló el tanto de Inui. Pero tras el descanso más de lo mismo, y gol del Eibar en un córner muy mal defendido por la defensa verdiblanca; todos en estático tras el remate en el primer palo de Esteban Burgos, y remacha a la red el delantero Yoshimuro Muto. Y para rematar la faena, en una jugada sin aparente peligro, Joel Robles hace una salida (sin sentido) con los pies por delante y derriba al atacante del Eibar, que simplemente había ido a presionar la salida de balón, y acabó encontrando oro, ante tal esperpento defensivo bético. Claro ejemplo de ello fue también el penalti de Bartra que le hace a Inui, tras un fallo en el despeje del propio jugador. En esta ocasión Joel si atajó el penalti.
Si la semana pasada pensábamos que fue el peor partido jugado por el Betis hasta la fecha, en esta jornada, la sensación es que aún quedan peores cosas por llegar.