La próxima jornada volveremos, por última vez esta temporada, a pisar nuestro estadio. A falta de un partido más en el estadio Santiago Bernabéu, acabará una temporada histórica en la que el único calificativo que cabe es el de sobresaliente.
Ha sido un año diferente, especial, con matices que sólo los béticos podemos sentir. El volver a ver mareas verdiblancas por toda Europa, el ver como una ciudad entera se tiñe de verde para alentar a los suyos en la Alameda de Hércules y vivir como en cuestión de horas este color adquiere un brillo dorado al tocar plata 17 años después.
Reviviría esta temporada una y otra vez, ya no sólo por todo lo conseguido por el equipo a nivel deportivo, sino por la gente extraordinaria que he conocido y con la que he compartido momentos increíbles gracias al Real Betis Balompié. Desde Sara y Belén hasta Álvaro y Edu pasando también por Sole, Ana y Tere. Gracias por haber formado parte de una temporada mágica para mi y en la que he disfrutado como un niño pequeño.
A pesar de habernos quedado muy cerca del sueño de la Champions League, poco se puede reprochar a una plantilla y un cuerpo técnico que han defendido y sentido tanto las trece barras, siempre unidos, como un barco se aferra a seguir navegando a pesar de la tempestad y el oleaje.
En definitiva, pase lo que pase contra el Granada, animo a todo el beticismo a que se deje la voz y anime al equipo como modo de agradecimiento por una temporada sobresaliente. Ojalá las salidas del mercado veraniego sirvan para recibir a jugadores que ayuden a reforzar la plantilla y que aquellos jugadores que se queden nunca pierdan la ilusión y las ganas de más.
