El Real Betis ganó el partido, la eliminatoria y se planta en cuartos de final tras eliminar al Sevilla FC en la reanudación en la tarde de este domingo del partido suspendido en la noche del sábado tras el lamentable incidente. Los de Pellegrini hicieron justifica futbolística y se llevan el derbi copero.
Alegría pura y dura. El Real Betis fue digno merecedor de la victoria en el global del partido. Fue mejor ayer, al menos hasta el gol del Papu Gómez, y fue mejor hoy. Gozó de mejores ocasiones, aunque perdió más control del partido. Lopetegui aprovechó la injusticia de la norma para cambiar el once y dar entrada a Koundé y Acuña. Con cinco atrás y el Papu lejos de la banda, el Sevilla creció y equilibró más el partido.
Eso sí. Como pasara ayer, sería el Betis el primero en volver a meter el balón dentro de la portería. Tras el saque de una falta, el disparo de Guido le acaba cayendo a Juanmi, que en menos de un segundo controló, se giró y batió al portero. El gol fue anulado por claro fuera de juego del malagueño, aunque es cierto que la pelota le llega después de un involuntario rebote en las piernas de Rafa Mir. Así llegaríamos al descanso, sin apenas llegadas de peligro.
Lopetegui no lo veía nada claro y fue el que más movió el banquillo de ambos entrenadores. Sin mucho de lo que tirar, Tecatito y Gudelj entraron para darle más músculo al centro del campo sevillista. Por momentos el Betis perdió la pelota y generaba muchos espacios por banda. Acuña y Ocampos estaban su salsa, pero la defensa bética estuvo a un nivel espectacular. Muy buena demostración de Sabaly, hoy titular, por la baja de Bellerín. Pero superando el minuto 70, William Carvalho, dueño y señor del centro del campo junto a Guido, se inventa un pase picado para Canales dentro del área. El cántabro busca el pase, pero ve más factible el disparo, que acaba entrando con la ayuda del meta Alfonso, muy blandito en ambos goles. Se agarró el escudo Canales para celebrar el gol.
Quedaban apenas más de diez minutos para el final y el Betis se afanó en que no se escapara la victoria. El Sevilla tuvo más la pelota, lo intentó más que un Betis que pensó más en reservarse y buscar alguna contra. Y las tuvo. El Sevilla se dejaba muchos espacios atrás, sobre todo con los cambios, y con algo de precisión el tercero hubiera llegado. El único susto fue un cabezazo de Kounde al larguero tras el bote de una falta. El partido terminó con un ritmo bajo, el Sevilla pagó el esfuerzo de las bajas y la poca costumbre de ir a por la victoria con ahínco y la victoria se quedó en un Villamarín vacío, pero lleno de justicia y alegría.