No se podía comparar el encuentro disputado semanas atrás ante la Real Sociedad en el Benito Villamarín, correspondiente al campeonato liguero, con la elimintario de cuartos de final de la Copa del Rey. El cuadro de las trece barras disputó aquel encuentro arropado por los suyos, con un coliseo verdiblanco a reventar. Además, un Real Betis en plenitud de facultades, en lo que a afectivos se refiere, se medía a un equipo txuri-urdin que había perdido a algunos jugadores importantes. El 4-0 que terminaron endosando los pupilos de Manuel Pellegrini aquella jornada 17 de LaLiga a los de Imanol Alguacil no era un espejo en el que reflejarse. No se podía comparar… ¿o sí? Lo cierto es que la cuadrilla del Ingeniero terminó clavando la faena, tanto en sensaciones como en resultado. Los obreros verdiblancos trabajaron durante toda la jornada bajo muchísima presión. Por momentos incluso pareció que no terminarían el trabajo a tiempo. Pero, otra vez, los hombres de Manuel Pellegrini pusieron el Plan en marcha. Otra vez, los peones béticos terminaron sobrados las tareas encomendadas. Y es el Real Betis, como ya ocurrió en LaLiga, no hizo su mejor partido contra los donostiarras, pero le sirvió para volver a golear.
A las bajas por lesión se le unieron los «contagiados» por el virus FIFA. Los partidos de clasificación para el Mundial de Qatar 2022 de las selecciones sudamericanas hacían estragos. Con todo y con eso, el Real Betis se jugaba el pase a la siguiente ronda del torneo del K.O. en el Reale Arena. Más allá del ambiente y empuje de los aficionados txuri-urdines, el de la Real Sociedad es un estadio en el que los verdiblancos no ganaban desde 2004. Estaba todo en contra. Incluso el pesimismo llegó a apoderarse de una importante parte de la hinchada verdiblanca. No se podía conseguir el pase a semifinales con estos condicionantes… ¿o sí? Los obreros de Manuel Pellegrini se presentan en su puesto de trabajo llueva, truene o relampaguee. Y lo hacen, a pesar de los muchos e importantes obstáculos, porque creen ciegamente en el Plan del Ingeniero. En un terreno escabroso, con unas condiciones de trabajo poco deseadas y con algunos de los más importantes integrantes de la cuadrilla bética siguiendo el progreso de la obra desde sus casas, pero es que a este equipo no hay jornada laboral que se le resista.
Y si la plantilla del Real Betis al completo cree, ¿por qué no lo iba a hacer el beticismo? El conjunto de las trece barras demostró, otra vez, que hay que confiar. En ellos. En Manuel Pellegrini. En el Plan. Si algo se han ganado sobre el terreno de juego los futbolistas de verdiblanco es que esa fe ciega se traslade del vestuario a la grada. Este equipo puede con todo. Y con todos. Porque ya nadie quiere verse enfrentado al equipo del Ingeniero en un sorteo ni siquiera medirse a los heliopolitanos en una jornada liguera. El técnico chileno ha creado un monstruo competitivo, ambicioso y, sobre todo, ganador al que temen tanto propios como ajenos. Ahora todos quieren tener al lado, en la obra, a William Carvalho. Ahora todos quieren trabajar codo con codo junto a Juanmi Jiménez. Ahora todos aplauden la incorporación de Rui Silva a la cuadrilla de trabajo. El Plan de Manuel Pellegrini ha tomado una dimensiones que todos lo admiran con asombro, especial y afortunadamente porque todavía no le ven el final. Con el asombro y el deseo de querer formar parte del mismo. Y es que el Plan 2.0 de Manuel Pellegrini está convirtiendo lo imposible en posible. Los sueños en realidad.