La Contracrónica del Valencia CF-Real Betis (2021/2022)
Por Pablo Montaño
¿Confiabais? Porque el Real Betis de Manuel Pellegrini sí. Le costó, pero terminó creyendo. Y eso que por momentos, y momentos muy largos, pareció todo lo contrario. Los verdiblancos dieron la sensación durante más de 60 minutos de haber pactado un empate con el conjunto che. La sensación de que se había contagiado del que era un encuentro intrascendente y sin objetivos para los valencianistas. Porque si la segunda mitad del partido ante el Getafe en el Coliseum Alfonso Pérez fue dura de digerir, los primeros 45 minutos del conjunto de las trece barras en Mestalla fueron del todo soporíferos. A los obreros del Ingeniero les tocaba sacar fuerzas de donde se pudiera, pero los cafés (tanto propios como ajenos) previos a la jornada laboral, en lugar de azúcar, los colmaron de somníferos. La cuadrilla bética, durante la primera mitad de la faena, resultó ser un equipo sin alma. Sin ambición. Sin ganas. Pero ganó.
Ni el Valencia (como de costumbre) ayudó a amenizar el partido ni el propio Real Betis se ayudó, en un principio, a sí mismo. Los de Manuel Pellegrini entraron en un bucle de interrupciones, horizontalidad y falta de intensidad que, además de a la parroquia verdiblanca, desconectó a los propios jugadores. Y es que el transcurso del encuentro llevaba a pensar un resultado más parecido al de Elche o Getafe que a la goleada que finalmente terminó recibiendo el equipo de José Bordalás. Otra más. Si las posibilidades de culminar el Plan 2.0 con una exposición a los más altos niveles europeos eran mínimas antes de ponerse manos a la obra, viendo la disposición y rendimiento de los peones en los terrenos valencianistas solo quedaba la esperanza, o mejor dicho, el anhelo de que la obra verdiblanca terminase pronto. Bien, pero pronto. Sin embargo, el equipo de trabajo bético ha preferido terminar las tareas, además de bien, un poco más tarde. Apurando la fecha de entrega.
Y como fiel reflejo del partido e, incluso, la realidad verdiblanca: Sergio Canales. Gris, cansado, errático, falto de ideas y, por momentos, desaparecido. Podría ser una descripción del Real Betis en Mestalla, pero más si cabe una explicación del rendimiento del mago cántabro durante las últimas semanas de competición. Hace ya varios partidos que Sergio Canales no es Sergio Canales. Que el final de temporada, más que pasarle por encima, le ha causado un lastre físico, mental y de juego importante. Pero, como decía unas líneas más arribas, no hay mejor forma de definir la última actuación de los verdiblancos que haciendo una alusión al ’10’ del Real Betis. Porque quienes veían la jornada laboral desde fuera pidieron tan insistentemente la salida del obrero cántabro de la obra que tuvieron que terminar dándole la razón a Manuel Pellegrini por no quitarle las herramientas de las manos.