El Real Betis Balompié consiguió consumar la primera victoria de la temporada en un encuentro donde el clima llegaba bastante enrarecido y polémico tras los problemas económicos y la venta de Marc Bartra. Además, no se habían podido inscribir a 6 jugadores de cara a este debut liguero, lo que debilitaba demasiado a una plantilla como la del Betis.
Pero cuando los jugadores del equipo de Pellegrini saltaron al terreno de juego, hicieron una verdadera oda al compromiso y al espectáculo futbolístico. Para poder analizar correctamente lo que ocurrió en el verde, debemos ir línea por línea, ya que todos y cada uno de los que jugaron, tuvieron un buen papel y sumaron al colectivo.
En defensa el Betis encontró la primera clave: la solidez. Sin duda, a nivel defensivo los cuatro integrantes tuvieron un rendimiento altísimo. Aitor y Álex Moreno bastante cumplidores, y sobre todo Pezzella y Édgar, que dieron un clínic de solidez, control de los tiempos, salida de balón duelos aéreos y repliegues. Me gustaría destacar sobre todo a Édgar, que además, volvió a ser ese jugador con calma en momentos decisivos que te da un plus constantemente. Su desarrollo vuelve a ser ascendente.
Por otro lado nos centraremos ahora en el doble pivote. Por un lado, Guido Rodríguez, que parece que vive en una burbuja. Con un 90% de precisión en el pase y 12 recuperaciones a lo largo del partido, el argentino pone cifras a un nuevo espectáculo. No entiende de finales, pretemporada o primeras jornadas. Siempre será el coche escoba del Betis. Realizó coberturas constantemente, abarcó prácticamente todo el terreno de juego, y volvió a dejar constancia de lo importante que es en la presión alta del Betis. Su capacidad para llegas casi al área rival, persiguiendo a su par y presionando, es completamente impresionante y dota al equipo de un gran nivel defensivo empezando desde campo rival.
Pero sin duda, el acorde más fino fue el de la parcela de ataque. Desde un Rodri que entendió a la perfección su rol en banda derecha, con libertad de movimientos hacia el centro, pasando por un Fekir que dio un auténtico festival de controles, conducciones, control del juego, y, sobre todo, inteligencia. Inteligencia para luchar la pelota del primer gol, y para buscar el hueco perfecto para Borja en el segundo.
Resulta difícil hablar del potencial del ataque bético sin hablar de la profundidad de Aitor y Álex Moreno, pero el nombre propio tiene que ser Juanmi Jiménez. Del de Coín hay que destacar muchísimas cosas, pero yo del día de ayer me quiero quedar con dos: la primera, el compromiso. Es un jugador que ha pasado por momentos no tan buenos, y por ello valora el espléndido en el que vive.
Trabaja en defensa, en la presión, en las ayudas y en las coberturas como si fuera un canterano. Eso es importantísimo. Y si además se compone como un delantero con un olfato de gol que da miedo, con unos desmarques cada vez mejores, sobre todo en diagonal partiendo desde la banda y una visión de la situación de juego cada vez más madura, entendiendo mejor lo que necesita el equipo, pues se convierte en una pieza top.
Ha sido todo esto lo que ha posibilitado que el Betis pudiese llevarse hoy los tres puntos ante el Elche, a pesar de tener 11 bajas en la plantilla (12 contando la de Bartra a escasas horas de competir), y diversos problemas económicos. Como se suele decir, se habla en el campo.
