El Real Betis suma la tercera victoria consecutiva y se mantiene invicto en esta temporada, dando por bueno el solitario gol de Borja Iglesias y poniendo justicia en la inexplicable expulsión de Pezzella en la segunda parte.
Los árbitros son muy malos. Probablemente la frase más cierta que se pueda decir hoy en día sobre el fútbol español. Lo son, no porque se equivocan, sino porque sus decisiones no tienen ni pies ni cabeza, no saben analizar las jugadas desde un punto de vista meramente futbolístico y se complican la existencia sin necesidad alguna. Martínez Munuera, que hasta entonces lo estaba haciendo bastante bien, decide que el plantillazo involuntario y totalmente fortuito de Pezzella a un atacante de Osasuna, que ni se enteró de lo que pasaba, tras despejar un balón era roja directa. Ni se lo pensó. Ante la incomprensión del propio Pezzella y el resto de compañeros. Increíble.
El árbitro decidió cargarse el partido y poner en superioridad a un Osasuna que hasta entonces había sido correoso, pero no sabía como hincarle el diente a un Betis muy bien con la pelota. Eso sí, sin ella los de Pellegrini eran un muñeco en manos de Osasuna, que aunque no generó peligro sobre la portería de Rui Silva, tenía la posesión y rompía el plan verdiblanco, sin saber que hacer con posesiones cortas y que no llegaban a nada.
Pero en una de esas, de la conexión entre Alex Moreno y William Carvalho nace un balón que llega a Borja Iglesias dentro del área, con tiempo para controlar, girarse e inventarse un trallazo imposible para un Sergio Herrera que nada pudo hacer ante el misil que le pasó por encima de la cabeza. El gol aupó al Betis, que coqueteó con el segundo, sobre todo en un disparo de Carvalho tras sendos regates dentro del área, que puso patas abajo el Villamarín.
La primera parte, muy igualada, terminaba con la sensación de que Osasuna no había dicho su última palabra. Canales entró tras el descanso y pronto lo hizo Luiz Henrique, debutando y estrenando su reciente inscripción. Pero todo se vino abajo tras la expulsión de Pezzella y el plan del Betis pasó a conservar el resultado y dar gracias si se quedaba así. Y así fue. Con mucho sufrimiento, sacando cada balón colgado al área, defendiendo cada córner como si la vida fuera en ello y viendo como un codazo malintencionado de David García a la cabeza de Canales se quedaba en amarilla, cuando según el baremo expuesto unos minutos antes debería ser de cárcel como mínimo.
Nueve de nueve y líder en solitario. Después de una pretemporada regulera y todo el cacao de las inscripciones, va el Betis y se mantiene invicto después de tres jornadas y con toda la licencia del mundo para soñar, porqué no, con ganar también en el Bernabéu en una semana.